Ayer fue el día internacional para la erradicación de la pobreza. Era un día en el que, al menos, quienes tienen responsabilidades de gobierno, debieron presentar alguna propuesta seria para que quienes la sufren, quienes no tienen un hogar, quienes pasan hambre, quienes dependen de los servicios sociales y la caridad, pudieran tener alguna esperanza.

Pero no lo hicieron. Zapatero estuvo de mitin, habló de encuestas, de los apaños con los nacionalistas vascos que le han servido para presentar unos presupuestos impresentables, prometió ante los suyos que seguirá gobernando. Rajoy hizo lo mismo, también habló de encuestas y de que llegará al gobierno

Nada dijo ninguno de la exclusión social. Ni de los dramas humanos que hay detrás de cada persona y familia que es víctima inocente de esta crisis salvaje que nadie, con las recetas actuales, es capaz de empezar a resolver.

Es el momento de tomar una decisión: La izquierda propone conseguir más dinero, más recursos públicos, para garantizar las políticas sociales como objetivo prioritario. Para eso hay que seguir una política fiscal que haga que quienes más tienen más paguen. Para sacar fondos públicos hay que meterle mano a las grandes fortunas, hay que gravar el patrimonio, hay que luchar contra el fraude fiscal y la economía sumergida. La derecha y el neoliberalismo que se ha impuesto dice que no, que hay que obedecer a los mercados, que hay que reducir el déficit a costa de los salarios, de las pensiones y de meter la tijera a los servicios públicos.

Hasta ahora se ha seguido la receta de la derecha. ¿No es el momento ya de buscar nuevos ingresos, señalar el gasto social como objetivo prioritario y empezar a dar salidas más justas, más sociales y más democráticas?