Por recordar, especialmente a esas gentes de orden que nada dicen, a esas gentes indiferentes a las que nada importa o interesa, a esas gentes que, sin saberlo, son fascistas y a esas que lo son y así lo proclaman con sus apoyos y votos a fascistas.

Un genocidio es el exterminio o eliminación planificada y organizada de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. Creo que a esa definición de la RAE hay que añadir, también, el colonialismo imperialista y el económico.

Hay que decir que el genocidio de Gaza, como todos los demás que ha habido y hay, son dirigidos y organizados por auténticos psicópatas, ególatras, narcisistas, mentirosos y manipuladores.

Hay que recordar, a esas gentes desmemoriadas, que aquí, en este puñetero país, también hemos tenido genocidas y sufrido un genocidio.

Hoy es el 88 aniversario de «La Desbandá«. Así es como se conoce la masacre que, el franquismo apoyado por los nazis alemanes y los fascistas italianos, cometió en la carretera que unía Málaga con Almería.

La población malagueña, aterrorizada, y consciente de las salvajadas que las tropas franquistas, incitadas a asesinar, violar y ultrajar, cometían, huyó hacia Almería, todavía territorio republicano, a través de la carretera.

«La Desbandá» fue la mayor huida de población civil conocida hasta entonces. No hay datos exactos, pero se cifra en unas 150.000 personas las que trataron de huir.

Allí, en la carretera, entre el 6 y el 8 de febrero de 1937, sufrieron un cobarde ataque. Fueron bombardeados/as por las fuerzas franquistas. Aquel salvaje bombardeo; hecho por tierra con la artillería; por mar, con los buques de guerra bombardeando la costa y por aire, con los aviones nazis y fascistas bombardeando y ametrallando, dejó entre 3.000 y 5.000 víctimas mortales que, en su mayoría, eran ancianos/as, mujeres y niños/as. Fueron eliminados/as por no aceptar el régimen que imponían, a sangre y fuego, los sublevados.

«La Desbandá», un genocidio en si misma, forma parte de ese genocidio general, practicado durante los 3 años de guerra y los 40 de dictadura, cometido por al franquismo.

Allí, en la carretera de Málaga a Almería, se cometió un crimen de guerra, una masacre que el franquismo ocultó, que el Gobierno de la República silenció para no desmoralizar a la población civil y que las víctimas, la población que huía aterrorizada, callaron durante décadas por el miedo impuesto por el régimen franquista.

Hoy, 88 años después, hay que recordar aquella masacre, hay que rendir homenaje a quienes fueron víctimas de aquella locura y hay que reclamar, para que no se repita, y para que las víctimas del franquismo asesino recuperen su dignidad, Memoria, Verdad, Justicia, Reparación y Derecho de No Repetición