Fue una “buena noticia” cuando supimos la decisión del presidente egipcio Mohamed Hosni Mubarak de renunciar a su cargo de presidente de la República y dar paso a una transición política en este país.
La ciudadanía consiguió, a pesar de la salvaje represión, de los asesinatos y de la resistencia del dictador, abrir la puerta de la esperanza y empezar el camino para un futuro democrático.
Hay que felicitar al pueblo egipcio por su lucha, hay que seguir apoyando sus exigencias de derechos y libertades. Por eso ahora hay que estar muy atentos, hay que exigir y reclamar que, desde todas las instancias, empezando por las propias nacionales de Egipto, y desde toda la comunidad internacional, se presione para garantizar un proceso democrático, limpio. Un proceso que desemboque en una reforma constitucional. Un proceso que, sin ingerencias de ninguna potencia (ni de la CIA), de a la sociedad y a la ciudadanía egipcia el protagonismo activo del cambio que se debe producir. Se lo han ganado.
Toca ahora que las Fuerzas Armadas egipcias que, en estos momentos, han asumido la administración del Estado den muestras inmediatas de que las atribuciones que ahora tienen son excepcionales y temporales, y que aceptan trasladarlas en el menor plazo de tiempo posible a la sociedad civil, sin cuya movilización, firmeza y muestras de madurez política hubiera sido imposible la marcha de Mubarak”.
El siguiente paso que se debe dar es la inmediata depuración judicial y política de los responsables de los crímenes cometidos en las últimas semanas para reprimir a los ciudadanos y ciudadanas que pacíficamente han exigido mejoras democráticas y económicas en este país, así como a todos aquellos que han propiciado y se han beneficiado de una corrupción inasumible para cualquier Estado de derecho que se precie de serlo.
Toca, también, reconocer que dictaduras corruptas , como la que hoy ha acabado en Egipto, como la que había en Túnez, como tantas otras, se han tolerado internacionalmente.
EGIPTO: FUERZAS ANTIMPERIALISTAS HAN LEGITIMADO Y CONSOLIDADO UN PROYCTO IMPERIALISTA
Desde el principio de las protestas en Túnez y Egipto, fuimos muchos los que denunciamos la brutal manipulación de las mismas por parte de las potencias imperialistas (especialmente por Estados Unidos), pero desgraciadamente fueron más, los que, desde el lado antiimperialista, creyeron ver en estas revueltas un movimiento popular revolucionario y de liberación nacional, a pesar de la inexistencia de un movimiento de vanguardia revolucionario que las liderara, esencial para dirigir todo proceso revolucionario, ante la perfecta organización del enemigo de clase.
Lamentablemente el tiempo nos está dando la razón. La toma del poder por parte del ejército egipcio, tras la renuncia de Mubarak, es una muestra de ello.
La apología carente de todo sentido crítico, que amplios sectores antiimperialistas han hecho de las recientes revueltas en Túnez y Egipto, ha sido muy útil al imperialismo para consolidar y legitimar un proyecto largamente pensado y planificado, conocido con el nombre del Gran Oriente Medio. Este apoyo, por parte de la supuesta oposición al imperialismo, ha conseguido que los participantes en las revueltas no se plantearan su posible manipulación por intereses extranjeros («si los opositores al imperialismo dicen que esto es una revuelta antiimperialista es que vamos por el buen camino»), y realizaran el trabajo sucio que el imperio no podía realizar.
Nuevamente, este hecho nos debe de hacer pensar en la más que posible infiltración masiva de agentes del imperio, en las filas antiimperialistas, y en el deber de no dar absolutamente nada por sentado, sin haberlo analizado debidamente.
La primera señal de alarma ante hechos sociales o políticos, como los acaecidos en Túnez o Egipto, debería haber sido la actitud tomada ante los mismos por la maquinaria de desinformación masiva del capitalismo, conocida también como medios de comunicación de masas. Cuando éstos dan demasiada importancia a un movimiento popular, esto nos debe hacer dudar inmediatamente de la veracidad del mismo, y si se posicionan demasiado a favor de él, eso es un indicativo inequívoco de que será perjudicial para el conjunto de la humanidad. Se trata de algo puramente lógico, pues las grandes corporaciones mediáticas capitalistas nunca tirarían piedras contra su propio tejado. Por lo tanto, todo aquel que se posicione del lado de la versión dada por los media, contribuyendo con ello a fortalecerla, ya sabemos para quién trabaja.
Muy dañinas han sido, por cierto, las desacertadas declaraciones de Fidel Castro en relación con este tema.
Lamentablemente, tras su enfermedad parece estar lejos de su mejor forma. No es de destacar que las hienas que se han hecho con el poder en La Habana (10.000 despidos y aumento de precios escandalosos) le estén dejando hacer el ridículo a propósito. ¿Cuantos potenciales Gorbachov existen? Aviso a incautos: cuidado con Chomsky, se está revelando el agente desinformador Nº1 del Imperio. Chomsky, efectivamente, recibe financiación «desde arriba», a través de fundaciones ¿Por qué nunca denuncia lo que pasa en su propio pais?