Antonio Machado, ese poeta social que el franquismo nos ocultó, hablaba en  su poema “ El mañana efímero” de esa España inferior, de “charanga y pandereta”, que “ora y bosteza”, y que es “devota de Frascuelo y María”.

Ese poema, que Machado publicó en 1913, es una denuncia de la decadencia intelectual y del atraso moral de la sociedad española anclada en tradiciones y costumbres.

Desgraciadamente esa España rancia y caduca fue consolidada por el franquismo que, tras una guerra, tras un genocidio asesino, gobernó este país durante más de 40 años.

Fueron los tiempos del refuerzo de ese modelo social que venía de siglos anteriores, en los que se valoraban la caza y los toros más que la cultura, en los que las gentes de orden, según nos contaban el Nodo y la prensa rosa, pasaban el día y la noche por fiestas de alto copete y saraos flamencos.

El franquismo, además de apoyarse en viejas costumbres y tradiciones, nos dejó unas instituciones caducas, viejas y de siglos pasados. Una de ellas fue la monarquía y, como cabeza visible de ella, el Borbón que la historia oficial conoce como Juan Carlos I, pero que la historia real nos dice que es un delincuente fiscal, un evasor de impuestos, un comisionista ilegal y un típico personaje de vida y maneras muy poco consecuentes con su figura constitucional de jefe del estado.

Somos muchos y muchas quienes pensamos que este país no ha evolucionado, que sigue siendo ese machadiano de “charanga y pandereta”. Nos toca vivir en un país muy rancio, con una estructura social y política que no debería tener cabida en una democracia moderna del siglo XXI.

Es un absurdo que, en una democracia, no podamos elegir a nuestro jefe de Estado y que lo tengamos impuesto.

Nos “convencieron” de que eso, para llegar a la democracia, era el mejor camino. Esa decisión, que acabó plasmada en nuestra Constitución, ha hecho que siga presente en nuestro modelo social y cultural actual una tendencia al vasallaje, que mucha gente, y no solo quienes se declaran abiertamente monárquicos/as, ha interiorizado y se siente súbdito/a antes que ciudadano/a. Este sin sentido democrático, apoyado por una continuada defensa de la institución monárquica como garante, y conseguidora, de la democracia, ha conseguido que el personal, como regla general, sienta respeto por la monarquía y se justifiquen, e incluso comprendan, sus desmanes, devaneos y delitos.

La valoración pública, mediática y ciudadana que estamos viendo de la vuelta de un delincuente, por muy emérito y campechano que sea, al país de cuya ciudadanía se ha burlado, es la prueba palpable de que esa España rancia, servil, sumisa y patriota que se formó bajo la dictadura franquista despierta.

Vuelve esa España indeseable, miserable y corta de miras que impone su patriotismo trufado de toros, caza e incultura. Esa España que Berlanga mostró en sus geniales películas sigue presente.

Esta España rancia de reyes, cuñados y curas es la que desahucia a la gente mientras rescata bancos, es la que privatiza la educación, la que convierte en negocio las listas de espera sanitarias, la que se escandaliza por una subida del SMI. Esta España es la que ahora vitorea a un rey corrupto, la que justifica la evasión fiscal de futbolistas o tenistas de élite, la que cree que el que no roba en este país es porque no puede, la que asume que el señorito ha nacido para explotar mientras vive de las rentas heredadas. Es la misma que sale a la calle con banderas, caballos engalanados y modelitos de diseño de cacique cazador, para defender, dicen, el medio rural.

Esa España casposa, caduca y trasnochada, está ahí. Tenemos un alcalde democrático que está exultante porque un demostrado delincuente va a su pueblo. Los vítores al rey ladrón, los/as cientos de periodistas que se acreditan para estar pendientes de las gracias de un evasor de capitales, y la campaña mediática y publicitaria para blanquear a la monarquía, lo demuestra.

Como señalaba Machado, “esa España inferior que ora y embiste tendrá luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones”.

Ahí están, ahí los tenemos

¿Vamos a dejar este país en sus manos?. Empecemos por salir hoy a las calles a gritar ¡¡Basta de Impunidad¡¡

.