Ya saben que el PP, todo el PP, está de acuerdo y, por consiguiente apoya, esa genialidad de la inefable Díaz Ayuso consistente en dar becas de ayuda para estudio de sus hijos e hijas a quienes tengan rentas anuales de 100.000 € e, incluso, a quienes según el nº de hijos/as, cobren más.

El gobierno madrileño, y recuerden que le parece bien a Feijoo y al PP y a Vox que lo aplaude también, ha decidido que pueden optar a beca aquellas parejas con un/a hijo/a que ingresen hasta 107.739 euros, o aquellas parejas con dos niños/as que tengan unos ingresos globales de 143.652 euros; o las que tengan tres hijos/as y unos ingresos en el hogar de 179.565 euros.

Antes de seguir, permítanme que les de unos datos. El salario medio en España (datos de 2021 publicados por el INE) es de 1.751 € mensuales lo que, considerando 14 pagas anuales, lo eleva hasta los 24.514 € anuales. Tengan en cuenta, además, que a ese salario medio no llega la gente que cobra ese SMI que el PP votó en contra. Piensen, además, que la última encuesta sobre calidad de vida, sitúa a los hogares que tienen 2 adultos y dos menores en los umbrales de la pobreza si sus rentas anuales no llegan a los 20.024 € y que añade que el 28% de la población española está en riesgo de pobreza.

Pues bien, en este marco, nos sale Dª Isabel, con una propuesta absolutamente ultraliberal que, resumida viene a significar lo siguiente. Adjudicar con dinero público becas de ayuda a quienes tienen más pasta significa que, quienes tenemos menos ingresos, ponemos dinero (nuestros impuestos) para ayudar a que los/as papás y mamás que más ingresan lleven a sus hijos e hijas a los colegios privados que, resultado de los conciertos, también los pagamos entre todas y todos.

Así, para gozo del peperío y de las derechas de siempre, se cumple uno de los axiomas del capitalismo que es vivir a costa del o la pobre explotado/a. Lo cierto es que con estas becas ayudan, financian, dan un cheque regalo, a quienes no tienen problemas económicos, a quienes les importa muy poco la factura de la luz o el coste de llenar el depósito del coche. Lo que menos le importa a esta gente es que el «regalito» es a costa del dinero de quienes tienen menos recursos, de quienes sufren el atraco diario de eléctricas y petroleras, de quienes no pueden salir de vacaciones, de quienes las pasan canutas para llegar a fin de mes.

Resulta obsceno e indecente que, en una burla cruel del personal, justifiquen ese nuevo saqueo del erario público, apelando a «defender la libertad de elección de centro y la igualdad de oportunidades». Nadie niega el derecho de la gente a llevar a sus hijos/as al colegio que consideren, pero lo que sí negamos es que, habiendo centros públicos, tengamos que pagar entre todas y todos centros privados.

Hago inciso sobre eso de la «igualdad de oportunidades» porque me parece todavía más inmoral. Regalan recursos a lo que llaman «clases medias» por defender la «igualdad de oportunidades» pero les mantienen en la brecha de la discriminación laboral, económica y social a quienes viven en un hogar que no llega a fin de mes, a quienes tienen que trabajar en condiciones leoninas y compaginar sus estudios, a quienes tienen que compartir con 3 o 4 personas más los reducidos metros de una vivienda pequeña y cara, a quienes soportan las carencias y deficiencias de una educación pública empobrecida.

Las becas, en un país democrático, son para ayudar a quienes lo necesitan. Son parte de las políticas de redistribución de la riqueza para garantizar el acceso al derecho a la educación. Para ayudar a quienes, por cuestiones económicas, no pueden llegar a esa formación universitaria o de formación profesional a la que aspiran. Para ayudar a que los hijos e hijas de las familias de la clase trabajadora puedan seguir estudiando.

Lo cierto es que, esa libertad a la madrileña que proclama esta gente, una vez más, esquilma recursos públicos y se los mete en el bolsillo a las rentas más altas. Eso es lo que hay detrás de esta decisión. eso es lo que son las políticas liberales de la derecha. Piénsenlo cuando, en las próximas, vayan a votar. Y no se dejen llevar de eso de que «me tomo las cañas que quiero» porque las cañas, como las becas, las pagan vdes.