Dice el Apocalipsis, el último libro del nuevo testamento, que siete ángeles harán sonar siete trompetas y que, cada vez que suene una, traerá una nueva ola de catástrofes a la tierra. Yo no he oído ninguna.

Pero el facherío patrio debe estar oyendo trompetas todos los días y a todas horas, aunque lo que de verdad le ocurre es que no sabe como conseguir que no haya investidura, que no haya otro gobierno progresista y que haya unas nuevas elecciones.

Por eso, a golpe de exageraciones, hipérboles de mal gusto, palabras gruesas y populismo barato, el facherío patrio mantiene su cruzada contra el sanchismo utilizando esa coartada que le brinda la ley de amnistía.

Así, un día si y otro también, vemos a gentes que, se supone, saben de lo que hablan, afirmar que una amnistía nos lleva a una dictadura. Si se quitaran la gorra patriotera y miraran a su alrededor verían que ha habido, y habrá, amnistías en Portugal, Francia, Reino Unido, Suecia, Alemania y algunos países más y, que yo sepa, ninguna dictadura gobierna en ninguno de ellos.

De esperpento diario es ver como tocan la trompeta de la dictadura quienes justifican el franquismo y lanzan y corean loas a Franco y su régimen en las «espontáneas» concentraciones.

Resulta que se manifiestan contra la amnistía hooligans de un partido que, si no se hubiera amnistiado en 1977 a sus fundadores, no estaría presente. Se manifiestan a favor de la Constitución gentes que no la votaron. Se manifiestan contra «la desigualdad de trato» gente que defiende aquella amnistía fiscal que, además de librar de penas a corruptos y evasores de impuestos, permitió el blanqueo de dinero negro.

Nos hablan de «trato desigual» cuando se amnistía a las gentes que organizaron lo del process, quienes no levantaron la voz, ni vieron trato desigual, cuando se amnistió a torturadores y asesinos .

El sainete continua cuando vemos que, quienes no han movido un pelo por los salarios, las pensiones, la vivienda, el empleo, el SMI, la vivienda, la educación o la sanidad, convocan una huelga general contra la desigualdad y la traición que «rompen España».

Ya lo dijo Machado: «Es propio de mentes estrechas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza».

Eso es lo que, en definitiva, pasa. No se acepta un sistema democrático que hace que gobierne quien tiene la mayoría.

Por eso, como ángeles trompeteros, se llena la boca llamando ilegítimo a un gobierno democrático y claman por una repetición electoral. ¿No se acuerdan que hemos votado hace cuatro meses y les hemos dicho que en este país no cabe un gobierno en el que esté la ultraderecha?