monegros2Nos han llamado «cenizos» porque no hacemos lo que los demás, porque no saltamos de alegría ante lo que significa el desembarco en Ontiñena de ese macroproyecto de juego, ocio y relax que llaman Gran Scala.

Es paradigmática la reedición del «Bienvenido Mr. Marshall» de Berlanga que estamos viviendo en Aragón. El Presidente, Sr. Iglesias, lo llama «extremadamente importante», El Vicepresidente Biel dice «que es lo más importante desde los Reyes Católicos», los Ayuntamientos han pugnado por llevarse el pastel y no han dudado en hacer de agentes inmobiliarios para los de ILD. Mucha gente de Ontiñena y su entorno dicen que Gran Scala será la panacea para su desertizada comarca.

Yo respeto esas posiciones pero no las comparto. Nosotros y nosotras, Izquierda Unida, nos oponemos porque queremos, de verdad, progreso y desarrollo para Ontiñena, para Los Monegros y para todas las comarcas de Aragón. Creemos en el empleo productivo de calidad y con componente tecnológico, consideramos más seguro y fiable el sector industrial que el terciario, defiendemos una política industrial diversificada que ponga en valor los recursos endógenos y que esté asentada en los principios del desarrollo sostenible, en la gestión eficaz y eficiente de los recursos naturales y que responda a algo más ético que al mero negocio rápido.

Con estos planteamientos, que son ideológicos y programáticos, nos gustaría poder debatir el proyecto. Pero resulta imposible. Han decidido que ésto es bueno y que sólo los de siempre, los del no a todo, estamos enfrente. No puede debatirse con Biel y los suyos. El PAR, capaz de apañarse por la derecha, por la izquierda o con tránsfugas, no tiene ideología. Sus  programas son un listado de obras que, una vez en el sillón, olvidan como ha ocurrido con las siete líneas de metro  de Zaragoza o con el puente aéreo de Teruel. Pero debería ser posible discutirlo con otros grupos. Ciertamente que el viaje al centro del PSOE se confirma más cada día. Se apunta a las bajadas de impuestos, apuesta por benidormizar el Pirineo y defiende casinos, campos de golf y hoteles de lujo.

Siguen diciendo que todavía no hay proyecto y que no puede debatirse sobre una idea. Pero, mientras tanto, sin debate y sin explicaciones,  hay evidencias claras que reafirman nuestra posición contraria. Sabemos que hay que recalificar un terreno que, en estos momentos, es rústico y sabemos que esa recalificación producirá un buen beneficio a quien tenga su propiedad. Casualmente los tiene reservados ILD, que será quien definitivamente los venda, por muy poquito dinero. Sabemos que hay que hacer leyes nuevas y modificar normas urbanísticas con lo que tenemos la seguridad de que, una vez más, es el capital el que marca esas cosas en vez del interés general. Igualmente conocemos que las infraestructuras (carreteras, llevada de agua y energía, depuración, vertidos, AVE…) serán, como en otras ocasiones, a cuenta del dinero público.

Sabemos lo que ofrece un macrocomplejo de ocio, juego y relax. Imagino que a quienes lo defienden les sirve el empleo de camareros y camareras que no llegan a los 700 €, supongo que les da igual que su uniforme de trabajo sea el de un egipcio o una matahari y que consideran importante el básico y fundamental cometido de quienes manejan las ruletas y ven pasar por las mesas fortunas cada noche. No hablo de lo que va asociado al juego, al ocio y al relax de alto standing, eso queda para las series americanas del CSI, aunque, bien mirado, tampoco me extraña que la tele autonómica sueñe ya con la versión aragonesa.

También sabemos que queremos un Aragón con colegios, centros de salud, residencias… en vez de casinos, regadíos en vez de parques acuáticos, vivienda social en vez de hoteles de lujo, empresas productivas y con valor añadido en vez de máquinas tragaperras. Todo ello genera empleo más fiable y de una forma más ética, transparente y democrática. También queremos lugares donde disfrutar del ocio sin tener que jugar a la ruleta y, sobre todo,  queremos garantizar un futuro. Por eso. Porque además sabemos y vemos como están sitios parecidos (Terra Mítica sin ir más lejos) nos preocupa que la apuesta sea macrocomplejos de parques temáticos, campos de golf y hoteles de lujo.

Finalmente, estamos avergonzados de ver comportarse a nuestro gobierno como el de cualquier república bananera gastando comprometiendo enormes cantidades de dinero público para un proyecto privado de dudosa solvencia económica, facilitando  pelotazos especulativos y legislando a la carta.