Son varios los comentarios que, al hilo del salto de Rosa Aguilar al PSOE (eso sí, como independiente), aparecen en la prensa y en foros y ámbitos de debate. El que me ha parecido más sorprendente es el que, en uno de los diarios de mayor tirada en Aragón, me acusan de cinismo porque digo que mal debe andar el PSOE cuando busca fuera de sus filas responsables para el Gobierno Andaluz.

Siempre, también ahora, he reconocido a Rosa Aguilar como uno de los valores más importantes de la izquierda. No pongo en duda, en absoluto, su gestión brillante y comprometida con la izquierda y mucho menos dudo de su honestidad y capacidad.

Las declaraciones mías (de las que se entresaca esa frase) son la respuesta que doy a cuando me piden mi opinión sobre la marcha de Rosa al PSOE. Mi respuesta, como siempre hago, se apoya en la realidad.

Lo primero que hay que reconocer es que Rosa se va por decisión propia. Nadie le pide que se vaya, ni siquiera cuando reconoce haber votado la candidatura del PSOE al Senado. Tampoco hay “mal clima” en I.U. y convivimos todas las corrientes y sensibilidades trabajando colectiva y unitariamente.  Esto es un hecho objetivo

En esta realidad, ya sin vuelta atrás. hay otros hechos que son objetivos por lo que resultan de difícil contestación. Uno es que Rosa ha incumplido su compromiso con la ciudadanía de Córdoba. Yo mismo, cuando los debates de nuestra IX Asamblea me situaban en lugares y puestos de nivel federal, siempre he defendido que a quienes primero nos debemos los cargos públicos es a quienes nos votan. Hasta la semana pasada Rosa opinaba igual. Siempre que se le pidió asumir más responsabilidades en Izquierda Unida dijo: “mi compromiso es Córdoba y su ciudadanía”.  No digo más, corresponde a Rosa explicar su cambio de opinión que yo respeto.

El siguiente hecho objetivo es que Rosa ha incumplido su compromiso con Izquierda Unida. Hace apenas cuatro meses que se celebró nuestra IX Asamblea Federal, allí llegamos a un acuerdo y compromiso colectivo en el que participó la propia Rosa (en más de una reunión hasta el alba he participado, junto con Rosa y otros y otras, para salir en positivo de la IX Asamblea). Mediante ese acuerdo de dirección compartida y unitaria Rosa, como yo y otros cuantos compañeros y compañeras, asumió una responsabilidad que ahora, a los cuatro meses, abandona. La responsabilidad federal que asumió Rosa (coordinación institucional) era, igual que la mía (sostenibilidad), compatible con nuestros cargos públicos.

El otro hecho objetivo es que yo sigo siendo Diputado de I.U. en Las Cortes de Aragón pero Rosa ya no es alcaldesa de I.U. en Córdoba.

Pero, en cualquier caso, Izquierda Unida es un proyecto colectivo que no depende de ninguna persona en particular. A nadie le agrada ver que pierde una compañera pero es Rosa quien ha decidido marcharse y lo ha hecho en un momento en el que Izquierda Unida está recuperando espacio,  haciendo propuestas de salida a la crisis, reivindicando y movilizando y siendo referente para quienes están sufriendo la crisis económica con más gravedad. Seguiremos adelante. Lo haremos sin Rosa, porque Rosa era una más.

Finalmente, sobre mi cinismo. Cuando afirmo que mal debe de andar el PSOE para recurrir a alguien de fuera de sus filas, vuelvo a hablar de un hecho objetivo pero, pensándolo bien, igual no es cierto que el PSOE no tenga necesidad de nadie de fuera y el «fichaje» de Rosa sólo sea una opa hostil a Izquierda Unida. En este caso habré sido un prepotente, pero nunca un cínico.

¡¡ Que te vaya bonito Rosa ¡¡