Zapatero y Rajoy han hecho teatro. Han protagonizado un debate bronco y agresivo, que oculta las numerosas coincidencias en sus políticas económicas. Zapatero y Rajoy comparten la misma política económica, definida en la Estrategia de Lisboa, y sus recetas de urgencia se dirigen a mantener los beneficios empresariales (ayudas a los bancos, la construcción, la patronal del automóvil…) y no a solucionar los graves problemas de la gente trabajadora, que es la que más está sufriendo la crisis.

Nadie, ni Zapatero ni Rajoy, ha ofrecido ninguna medida que alivie la situación de las 1.100.000 personas desempleadas que no tienen ningún tipo de prestación económica, ni al millón de familias que tienen a todos sus miembros en paro. Tampoco han ofrecido soluciones a las familias en riesgo de desahucio. En su supuesto giro a la izquierda, Zapatero se olvida de quién más está sufriendo la crisis, sin hacer caso a las soluciones «de emergencia» que le reclamó Gaspar Llamazares.

adolfo_tribunaNo se si sería un lapsus, pero Europa tampoco apareció en el debate. A pesar de que España asumirá la Presidencia europea en el primer semestre de 2010, y aunque está a punto de comenzar la campaña electoral, ni Zapatero ni Rajoy hablaron de Europa. ¿Sería porque ambos comparten el mismo modelo?.

Las proclamas ecologistas, reiteradamente lanzadas por Zapatero y los suyos, no las he visto. El ladrillo y el coche tapan las medidas “verdes” de Zapatero”. Especialmente paradójicas son las ayudas a la compra de coches, que no van a servir para detener la destrucción de empleo sino para mantener los beneficios empresariales. El Gobierno cede a las demandas de la patronal del sector sin un compromiso de mantener los puestos de trabajo, detener las bajadas de salarios y los EREs.

El único giro de Zapatero en el debate ha sido un giro a la derecha.  Acoge las líneas estratégicas de las propuestas neoliberales del PP: reducción de impuestos, recorte del gasto público y subvenciones lineales a todos por igual que siempre favorecen a los más ricos. No hay posibilidad de acuerdo si no se cambia esa posición.

La efectividad de las medidas es más que discutible: son 12 medidas ¿nuevas?. Son medidas dispersas, que no obedecen a un planteamiento estratégico frente a la crisis y parecen mas que nada pequeños parches electoralistas con guiños al electorado del PP.

Ninguna de las propuestas ataca los problemas centrales de la crisis económica y muchas van en el sentido de más regalos fiscales, especialmente para los más ricos.

Las rebajas fiscales a pequeñas empresas (los autónomos no tributan por Impuesto de Sociedades) no responden a los problemas reales de las PYMEs. El problema de la pequeña empresa no es su tributación; el problema es que no tienen liquidez por falta de crédito y que no pueden vender por falta de demanda. Rebajar 5 puntos el Impuesto de Sociedades significa que el regalo fiscal será de 50.000 € para quién haya ganado 1 millón y 1.500 para quién haya ganado 30.000 €; de nuevo más regalos fiscales para los que más ganan.

Subvencionar la compra de automóviles es un escarnio para los parados que ya no tienen prestaciones o para los que van a ser desahuciados porque no pueden pagar la hipoteca o el alquiler. Se destinan recursos públicos a favorecer la compra de coches y no se evita que decenas de miles de personas pierdan sus viviendas.

La pérdida de la desgravación por vivienda demuestra que no viven en el mundo real. Nadie que necesite una vivienda la va a comprar ahora porque en 2011 se pierde la desgravación; sólo podrían estar interesados en hacerlo los que la adquieran como inversión, pero, con el argumento del Gobierno, si la desgravación es la causa del aumento de los precios, al quitar la desgravación, los precios bajarán más en 2011. Los compradores esperarán.

Finalmente, no estoy de acuerdo sobre el enfoque de Zapatero de «renovar el modelo productivo», indica la falta de perspectiva global. Se requiere un cambio de modelo no una renovación.