He estado tres días fuera. Era fiesta en Zaragoza y aproveché para salir de viaje. Un viaje corto, con esa mujer que me ayuda, siempre, que me entiende y me comparte con esas cosas urgentes. También con unos amigos a los que, demasiadas veces, les digo hoy no puedo.

Paseos, un poquito de turismo, fotos, cerveza y tapitas, y largas veladas de charla en torno a una copa. Salen los temas que, aún de relajo, nos ocupan y preocupan. Las estupideces de una Ministra de Empleo que, aunque sus políticas nos han llevado a los 6 millones de parados y paradas dice que la cosa habría sido peor si no hubieran  hecho la reforma laboral.

La nueva guerra imperialista en la que nos ha metido Rajoy. En Mali, bajo el paraguas de luchar contra el terrorismo integrista, se ha montado una guerra para mantener el control francés sobre las reservas de uranio de la zona. Mientras se celebra en Marruecos el juicio militar a los presos saharauis tras el desmantelamiento del campamento Gdeim Izik y en Siria sigue la salvaje guerra civil que se lleva por delante miles de vidas de civiles.

Siguen saliendo los casos indecentes de chorizos y corruptos: La mafia rusa y el Ayuntamiento de LLoret, el Bárcenas y su cuadrilla, el Urdangarin y su trama,… Eso sí. Los mentideros siguen diciendo que todos son iguales.

La semana empieza, también, con un futuro más negro para las zonas y comarcas mineras porque el PP, tras estar años diciendo lo contrario, se quita del medio la responsabilidad y decide cerrar todas las minas sin haber generado una alternativa.

Esta es, además, la semana en la que van a comparecer, en Zaragoza, los dos estudiantes acusados por la Consejera Serrat de acosadores. ¡¡Vaya sin sentido¡¡. La Consejera de los recortes se dedica a criminalizar las protestas.

Bueno, seguro que se olvida alguna desgracia más, pero esta semana también será de lucha y movilización y de trabajo colectivo en la construcción de la alternativa.

La cosa está que arde

La cosa está que arde

¡¡Nos vemos en las calles ¡¡