Ayer se cumplían 11 años del desastre del Prestige. Ayer conocimos la sentencia sobre el “Prestige”. Ayer supimos que nadie fue responsable de aquello. 

Desde el respeto a la sentencia dictada sobre el desastre ecológico, social, económico y humano que fue el naufragio del “Prestige”, lamento profundamente que no fije responsables ni encuentre culpables del desastre.

Parece un sarcasmo que el día del 11 aniversario del hundimiento del Prestige una sentencia, de un tribunal, diga que «Nadie sabe con exactitud cuál pudo ser la causa ni cual debía ser la respuesta adecuada”,

Hay clarísimos culpables del mayor desastre ambiental que hemos sufrido en este país y me parece que hay que seguir exigiendo responsabilidades, tanto políticas, como sociales y económicas.

Hay un primer culpable que es capitalismo ultraliberal que rige las relaciones económicas. Sólo bajo las leyes del mercado podía navegar un petrolero cargado con 77.000 toneladas de fuel viscoso y de mala calidad.  Pudo hacerlo, siendo propiedad de Mare Shipping (empresa radicada en Liberia), con bandera de las Bahamas, dependiendo del armador griego (Universe Marítime) y con la certificación que lo declaró “apto” expedida por ABS, sociedad clasificadora estadounidense. Lo fletó una empresa suiza (Crown Ressources) y la aseguradora era londinense (The London Steam-Ship Owners Mutual Insurance). Con este enredo es fácil perderse, pero recuerdo que hasta BP fue sancionada por el vertido ante las costas estadounidenses. Aquí nada, no pasa nada.

¿Nadie es responsable de las condiciones en las que navegaba el “Prestige”?. ¿Qué hicieron las autoridades internacionales, en primer lugar, pero europeas y españolas en segundo, para certificar las condiciones de navegabilidad de un petrolero monocasco?.

El Gobierno de entonces, presidido por Aznar con Rajoy de Vicepresidente es uno de los responsables. Es responsable por la incompetente actuación del Director General de la Marina Mercante, José Luis López-Sors González  que su única obsesión fue obligar al barco a navegar para alejarlo de la costa en vez de poner en marcha las medidas de protección civil necesarias.

Es responsable, por incompetente, un Gobierno que la explicación que da en el Congreso, por boca de su Vicepresidente, Mariano Rajoy, es que “no es en ningún caso una marea negra, se trata sólo de manchas muy localizadas”, y añadir que se trataba de “unos pequeños hilillos que se han visto, cuatro regueros que se han solidificado con aspecto de plastilina en estiramiento vertical”.

En cualquier caso esta sentencia no puede ser el punto y final al desastre social, ambiental y económico. Seguimos exigiendo depuración de responsabilidades políticas y hay que resolver cuestiones importantes y fundamentales como por ejemplo, quien va a pagar (penal y económicamente)  los gastos que ocasionó la catástrofe, que la fiscalía ha calculado en 4.121 millones de euros.  También está sin resolver el tratamiento de las 10.000 toneladas de residuos tóxicos almacenadas que alguien, también debe asumir y pagar”.

Es el momento, además de exigir las responsabilidades de este trágico suceso, de reclamar, otra vez, medidas claras de control, de lucha contra actuaciones que ponen en riesgo el medio ambiente y el hábitat, que ponen en riesgo la salud de las personas, que ponen en riesgo la actividad socioeconómicas de muchas zonas y es, sobre todo, tiempo de reclamar un nuevo modelo productivo y económico en el que no manden los mercados y sea el interés general el que se antepone.

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¡¡Nunca Mais¡¡