Todo el mundo habla de «primarias» en los partidos. Parece que, debidamente apoyado por una campaña mediática, es una demanda social. De hecho muchos partidos se han lanzado a ello. Yo, con todos mis respetos, tengo alguna cautela hacia este procedimiento. No entro en lo que tienen de oportunidad mediática. Llevamos ya unas semanas en las que las primarias de algunos partidos para las elecciones de Mayo de 2015 ocupan páginas y páginas. Ese debate no me interesa. Puede llegar a tapar otros más necesarios (programa en vez de personas) o urgentes (crisis, desempleo, hambre, pobreza,….)
Me interesa el global, el de las primarias, lo que significan, lo que deben ser y el cómo hacerlas. Me interesa el debate porque tengo la sensación de que este debate nos lo están «imponiendo» como si fuese otra moda. Hay quien las ve como el mejor antídoto contra la desafección de la gente hacia los partidos político. Yo, que me preocupa mucho ese tema porque es caldo de cultivo de populismos, de fascismos y de salvapatrias oportunistas, creo que hay que reflexionar sobre las primarias y resolver las dudas. No vaya a ser que, aún con las primarias, quienes pudieran salir nominad@s, resulten elegid@s, y ejerzan de cargo público, no respondan a lo que un cargo público debne responder. La desafección ciudadana no se resuelve con primarias, al menos, no solamente. Hay muchos más temas de los que hablar pero los dejo para otro día.
Sobre las primarias. Tengo dudas referidas, por ejemplo, a la igualdad de oportunidades de los posibles candidat@s. En unas primarias internas: ¿Tiene la militancia igual información de todos?, ¿pueden jugar algún papel los medios de comunicación, las televisiones?. Es evidente que, si uno de l@s candidatos es líder del partido, es más conocido.
Si hablamos de primarias abiertas, totalmente abiertas. ¿Quien garantiza la equidad en el caso, por ejemplo, de que un@ de l@s candidat@s, sea más conocido porque tenga espacios en medios de comunicación privados?, o, ¿Cómo se garantiza que alguien no haya obtenido financiación especial por parte de grupos de interés o lobbies?.
¿Sería válido, en unas primarias abiertas que la ciudadanía impulsara un candidato o candidata que, por ejemplo, propusiera cerrar fronteras a la inmigración, o recuperar la pena de muerte, o eliminar los impuestos?. ¿Puede, un movimiento político y social como es Izquierda Unida, abrirse a unas primarias en las que el conjunto de la sociedad puede participar?. Es evidente que unas primarias abiertas pueden llevar a elegir candidat@s con ideas y valores mayoritarios socialmente por encima de candidat@s con ideas y valores minoritarios.
Y, lamentablemente, me parece (no hay más que ver el suelo electoral de PP y PSOE) que, en estos momentos valores de la izquierda y de la clase trabajadora no son, todavía, mayoritarios.
Tus dudas son razonables y las hemos compartido todos los que nos hemos planteado este debate. Pero te digo cómo las hemos resuelto allí donde ya hemos puesto en práctica la experiencia, con éxito.
«En unas primarias internas: ¿Tiene la militancia igual información de todos?, ¿pueden jugar algún papel los medios de comunicación, las televisiones?. Es evidente que, si uno de l@s candidatos es líder del partido, es más conocido.»
Conseguir la igualdad absoluta entre aspirantes es casi imposible. Sea por ser el líder del partido, una famosa profesora universitaria, un activista social de prestigio, etc. El conocimiento previo no lo podemos borrar. Pero sí se pueden fijar límites al abuso de esa posición de ventaja durante el proceso. En Valladolid aseguramos a todos los candidatos los mismos medios, poniéndolos desde la organización (carta, blog, debates organizados, entrevistas iguales, acceso a medios en las mismas condiciones). No pudimos evitar que un conocido urbanista tuviera más conocimiento de partida que un joven teleoperador, pero sí conseguimos evitar que el mayor renombre del primero le diera más espacio en prensa, porque el contacto con los medios se canalizaba a través de la organización.
«Si hablamos de primarias abiertas, totalmente abiertas. ¿Quien garantiza la equidad en el caso, por ejemplo, de que un@ de l@s candidat@s, sea más conocido porque tenga espacios en medios de comunicación privados?, o, ¿Cómo se garantiza que alguien no haya obtenido financiación especial por parte de grupos de interés o lobbies?»
En cuanto a lo primero, ya he respondido antes. Para evitar financiación especial el truco es hacerla innecesaria. Si la organización asegura campaña suficiente para todos, y además por reglamento impide o penaliza usar otras vías, se hace inútil ese tipo de apoyos. En vez de que cada uno se pague su blog, se lo armamos nosotros, en vez de que se editen sus propios vídeos, se los editamos nosotros, etc. Con la máxima exquisitez para mantener la imparcialidad desde la organización.
«¿Sería válido, en unas primarias abiertas que la ciudadanía impulsara un candidato o candidata que, por ejemplo, propusiera cerrar fronteras a la inmigración, o recuperar la pena de muerte, o eliminar los impuestos?. ¿Puede, un movimiento político y social como es Izquierda Unida, abrirse a unas primarias en las que el conjunto de la sociedad puede participar?. Es evidente que unas primarias abiertas pueden llevar a elegir candidat@s con ideas y valores mayoritarios socialmente por encima de candidat@s con ideas y valores minoritarios.»
Creo que abrir la participación a la ciudadanía no significa abandonar el proceso a su suerte. Es decir, que nadie entenderá que no sea legítimo que una organización que «arriesga» a su vez asegure ciertas cuestiones. Así, toda persona que concurra a primarias abiertas de una formación política o una coalición deberá comprometerse con el programa, con el estatuto del cargo público o cualquier otra medida pactada previamente. Y, para casos de extrema gravedad, reservarse una cláusula de freno de mano: si la organización ha detectado que alguien se ha aprovechado de su buena fe y ha colado con malas artes a un arribista, o si se comprueba que ha acabado encumbrándose a alguien manifiestamente opuesto a la línea programática en cuestiones esenciales, puede haber dispuesto previamente una cláusula por la cual una mayoría cualificada anule el proceso. Pero, ojo, debe ser una mayoría muy reforzada para que se use solo en casos de excepcional gravedad, no por preferencia política.
Caso real al respecto: el candidato que finalmente salió elegido en Valladolid era favorable al tranvía, pero en los debates programáticos perdió. Lógicamente eso no fue un impedimento grave (él aceptó de buen grado la decisión de la mayoría y el resto no vimos que fuera un riesgo su opinión personal) pero si hubiera sido una cuestión más importante podríamos haberlo valorado. Pero, en cualquier caso, lo importante es también que el proceso abierto no termine al elegir al candidato, sino que se continúe después con fórmulas participativas para decidir la acción institucional en asambleas abiertas, rendición continua de cuentas o incluso abrir la posibilidad a revocatorios.
Si queréis hablarlo a fondo, un día nos podemos acercar a Zaragoza a contaros nuestra experiencia.
Un abrazo
Juan
En mi humilde opinión, esas dudas no son para nada razonables. Los ciudadanos y los militantes no somos tontos, y sabemos perfectamente lo que votamos. Da la sensación de que elegir a nuestro candidato nos queda grande, y nada más lejos de la realidad. Como bien dice el compañero, el candidato elegido debería seguir el programa y los estatutos del partido.
Por supuesto que existen muchos problemas en este país, y muy importantes. Paro, precariedad laboral, recortes en educación, sanidad, dependencia, derechos de las mujeres, corrupción, pobreza…. son sólo algunos de ellos, Y por eso, precisamente, necesitamos elegir a la persona idónea para intentar solucionarlos. No es cuestión de priorizar primarias o problemas, sino de quien representa (de verdad) al pueblo.
La democracia y la participación ciudadana deben imponerse de una vez por todas al ya antiguo y clásico «dedazo». Hemos de avanzar, progresar, si así lo decide la soberanía popular.
El «problema» que está habiendo de descontento social en las calles de España (15 M, mareas, manifestaciones varias, etc.), no es solo un problema de crisis y corrupción económica, política, social y moral de España (que por supuesto lo es…), sino que también es un problema generacional, entre aquellos que vivieron y fueron partícipes de la «Transición Española» y sus resultados (50-60-… años) y aquellos que no (…-20-30 años), los primeros defienden la Transición y sus consecuencias (status actual, leyes, etc.), los segundos la cuestionan, los primeros están bien asentados en la sociedad que participaron en crear y la defienden, los segundos son los desheredados de esa sociedad que no les da nada excepto emigración, las referencias intelectuales de los primeros no les sirven a los segundos, el país fue creado por los primeros, pero va a ser heredado por los segundos.
Lo que el capitalismo no debe nunca olvidar es que si el es incapaz de dirigir a la sociedad, no importa, el marxismo está ahí esperando …
Se acercan los 100 años de la Revolución Soviética en Rusia, habrá que ver como se conmemoran, habrá que hacer una valoración de lo que fue aquello, que impacto tuvo en el mundo y que es lo que queda de todo eso en la actualidad.
Una pregunta, en nuestra sociedad, ¿Vale lo mismo la propiedad privada del rico que la del pobre?.
Si «el capitalismo tiene crisis pero continua…», ¿por qué lo que se ha llamado fracaso de las ideas y regímenes de izquierda, no van a ser solo sus propias crisis y continúan también?.