No hay ninguna duda. Vamos hacia la Unidad Popular porque es necesaria la convergencia social y política que culmine con la conformación de plataformas electorales comunes para las próximas elecciones generales para echar a la derecha y a las políticas de derecha de las instituciones.
Es la obligación que tenemos quienes pretendemos la ruptura democrática del sistema. Es el compromiso de quienes nos definimos claramente anticapitalistas, de quienes anteponemos el interés general al partidista, de quienes alzamos las banderas de la clase trabajadora y compartimos la lucha diaria por un mundo más justo, solidario y democrático.
Nos comprometemos con la Unidad Popular porque, como se ha demostrado en las municipales en Zaragoza, Madrid, Barcelona y otras ciudades, los resultados han sido magníficos, han superado al PSOE y han permitido alcanzar el gobierno. Las candidaturas de Unidad Popular han recuperado la vía de la participación y han ayudado a que, sectores de la tradicional abstención crítica y política, hayan ido a las urnas.
Apostamos por la Unidad Popular porque es la única alternativa posible. Como se ha demostrado las candidaturas unitarias superan los resultados electorales de Podemos y rompen el tradicional bipartidismo ya que, incluso en los sitios donde el PSOE resiste, se ve obligado a definirse frente a un programa social que ha sido construido por la gente. La Unidad Popular, sus candidaturas, aplican en los Ayuntamientos buena parte de su programa de gobierno.
Las candidaturas de Unidad Popular tienen la oportunidad de tomar el Gobierno porque pueden seguir creciendo, porque son la alternativa, porque siguen despertando apoyo ciudadano y base social.
Las candidaturas de Unidad Popular han demostrado que puede haber hegemonía electoral para posiciones políticas, ciudadanas y sociales que cuestionan el sistema y quieren un nuevo proceso constituyente.
Por ello el camino hacia las elecciones generales es muy claro. Hay que construir la Unidad Popular y ser capaces de presentar candidaturas unitarias en todas las circunscripciones. Las fuerzas políticas y sociales deben impulsar procesos unitarios en los que no debe tener espacio el protagonismo, sino que este corresponde a una ciudadanía que, junto a organizaciones sociales y políticas, se organiza.
Este llamamiento a la Unidad Popular lo hacemos a todas las fuerzas sociales, ciudadanas y políticas y lo hacemos desde el respeto a todas las posiciones, buscando la confluencia en el proyecto. Creemos que este es el debate que debe darse, el de si participamos o no en la construcción de la Unidad Popular y creemos que debe darse en términos democráticos.
Es evidente que las tentaciones de protagonismo están ahí. Hay egos muy fuertes. Pero hay una incontestable evidencia: la candidatura unitaria, es lo que la gente, la mayoría social, reclama. Pide lógicas de convergencia que saquen de la Moncloa al PP y eviten la alternancia bipartidista que, hasta ahora, ha gobernado.
También puede ocurrir que alguien vea sólo su pueblo, que quiera una candidatura de Unidad Popular para su espacio territorial y olvide que para cambiar las cosas en el Congreso, para un nuevo proceso constituyente, para derogar las reformas laborales, para tumbar la Ley Mordaza, para tener una Ley Electoral más democrática, para recuperar la autonomía municipal, para que paguen mas impuestos quienes más tienen, … hace falta una mayoría de 176 diputados/as.
La necesaria fuerza para el cambio solamente se conseguirá con un grupo parlamentario que aglutine a todas las candidaturas de Unidad Popular. Sería un tremendo error no entender la necesidad de esta suma y anteponer, al interés general, el particular de un territorio.
Estamos a tiempo de ir a las elecciones generales con candidaturas de Unidad Popular que sumen esa mayoría. No podemos dejar que los egos o los cantonalismos la impidan.