Otro año más, otro 5 de Junio, en el que oiremos grandes proclamas, en el que veremos muchos lazos verdes, en el que se volverán a renovar los compromisos tantas y tantas veces incumplidos.
No hay nada que celebrar. Lo que Sí hay es mucho por hacer.
Es una evidencia que el deterioro del planeta avanza día a día, son incuestionables los datos y siguen siendo olvidadas, cuando no silenciadas, las voces que reclaman urgentes medidas.
Hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, seguirán llegando al mar toneladas de plástico y basura, hoy seguirán deforestándose bosques, hoy seguirán llegando a la atmósfera miles de toneladas de CO2, hoy se consumirán millones de toneladas de papel, hoy seguirán sufriendo los efectos del calentamiento global las reservas de agua helada de los polos, hoy…. seguirá sin hacerse nada, más allá de esas declaraciones y de algún gesto puntual de alguien que se hará una foto en bicicleta, aunque no la use en todo el año.
Seguramente que hoy, a lo largo y ancho del planeta, habrá miles de actos con los que se intentará lavar un poquito la imagen y que, dirán, son para «concienciar» sobre la importancia de cambiar el rumbo y empezar a recuperar el planeta. Habrá manifestaciones, conciertos, campañas de reciclaje y limpieza, eventos deportivos, actividades escolares, estrenos de documentales o películas, congresos y seminarios…
Pero mientras, el fantoche que manda en el país más poderoso nos hace «peinetas» y no pasa nada. Vemos como los compromisos quedan en papel mojado, ¿se acuerdan de Kioto?.
Permítanme que tire de memoria. En Kioto, en 1997, se firmó el compromiso de reducir las emisiones de gas. No entró en vigor hasta 2005.
Los compromisos han sido escandalosamente incumplidos. Ni un solo país ha reducido sus emisiones, a lo más que han llegado ha sido a aumentarlas más despacio. En Europa, para vergüenza nuestra, España es uno de los mayores incumplidores.
Ahora, en 2015, en París, se ha acordado un nuevo protocolo que sustituye al de Kioto y que no entrará en vigor, si es que entra, hasta el 2020. Se ha acordado conseguir que la temperatura del planeta no suba más de 2ºC respecto de la era preindustrial. Ahí es nada, intentar situar la temperatura del planeta solamente 2 grados por encima de la que había en 1900.
Bueno, un dato. En estos momentos, en 2017, la temperatura global ha subido 1 grado en relación a la que había en 1900. Como se ve el objetivo de París es más de lo mismo.
Pues con todo ha saltado por los aires desde que Trump lo ha roto.
Resumo. Bien dedicar un día al año a situar el problema medioambiental en la agenda, pero no es concienciación ciudadana lo que falta. Es voluntad y decisión política para regular, con leyes estrictas, las obligaciones ambientales y meter en cintura a los «lobbyes» empresariales que son quienes hacen los grandes negocios a costa de la destrucción del planeta.