Se han conocido las durísimas penas que Marruecos, en un juicio farsa sin garantías, ha impuesto a los activistas saharauis detenidos hace cerca de siete años en el violento desmantelamiento del «Campamento de la Dignidad de Gdeim Izik».
Las 20 personas detenidas entonces, en estos 7 años, han sufrido torturas y palizas, tal y como han constatado asociaciones internacionales de defensa de los Derechos Humanos.
Ese «democrático» gobierno marroquí, amigo preferente de este país y de la OTAN, ha condenado a ocho cadenas perpetuas, a tres condenas de 30 años de prisión, otras cinco a 25 años, tres penas a más de 20 años, así como otras cuatro que varían entre los seis años y medio, y los dos.
Ante la indiferencia de los gobiernos democráticos, ante la indecente pasividad del Gobierno Español, las autoridades marroquíes convierten estas sentencias en una acción ejemplarizante y disuasoria que le sirva para continuar con la represión a todo el movimiento saharahui democrático.
El Gobierno Español, tan preocupado por Venezuela, abandona al pueblo saharaui y sigue sin asumir las responsabilidades y la deuda política histórica que tiene con la ciudadanía saharaui tras la ocupación ilegal por Marruecos de los territorios del Sáhara Occidental.
He estado en los campamentos saharauis, en ellos, además de sentir y vivir la hospitalidad de quienes me acogían en sus jaimas y compartían su comida, he sentido y vivido, la determinación de todo un pueblo a no rendirse, a luchar por su tierra, a defender su derecho a tener su propio estado.
He sentido, vivido y gritado con ellos y ellas ¡¡Sahara Libre¡¡
Hoy, aquí, al conocer esta nueva agresión a los derechos humanos del reino marroquí, siento esa indignación y asco que da ver la doble moral y la doble vara de medir de la comunidad internacional que, a pesar de las resoluciones, sigue permitiendo la impunidad marroquí con la que persigue, reprime y asesina al pueblo saharaui.
Con todo ¡¡Polisario Vencerá¡¡, ¡¡VIVA EL SAHARA LIBRE¡¡