Vaya frenesí viajero. Rajoy en Ave a Castellón (aunque se paró), Puigdemont por tierras danesas, Rivera haciendo las Europas para darse un barniz de lider,…….
Mientras tanto la cruel y dura realidad. Cruel y dura para algunos y algunas, para los y las de siempre.
Intermon Oxfan vuelve a dejar clara la mentira de Rajoy, la mentira de la recuperación, la mentira del «la cosa va mejor».
Ya que se van a juntar en Davos, el Foro Económico Mundial, no está de más insistir en lo evidente: «el crecimiento económico no ha servido para reducir la pobreza ni aumentar los ingresos de los hogares».
Esta semana Intermon Oxfam ha publicado un informe que reitera, una vez más, la dramática situación de pobreza y desigualdad en España.
La recuperación económica de la que presume D.Mariano está aumentando la brecha social. La recuperación ha mejorado 4 veces más a los/as más ricos que a los/as más pobres.
Y… ¿cómo se hacen más ricos cada vez?, pues a costa del empleo basura, de la precarización del mercado laboral, es decir, incrementando sus beneficios gracias a salarios y condiciones laborales que, cada vez, son peores. En este puñetero país, los beneficios empresariales han crecido un 200,7% en los últimos cinco años mientras que el coste laboral por trabajador/a se mantiene estancado desde 2012.
El mercado laboral, gracias a las reformas laborales de PSOE y PP, además de precarizar el empleo, ha permitido a los empresarios bajar unilateralmente los salarios. Es asquerosamente indignante que los salarios de trabajadores/as se han reducido un 15 %, mientras que los salarios más altos ha crecido un 15,18%, desde 2008 hasta 2016.
El marco laboral facilita que las empresas externalicen servicios, bien mediante empresas interpuestas, bien con subcontratas o bien recurriendo a los/as falsos/as autónomoas/as. Todo ello precariza aún más el mercado de trabajo y rebaja el salario porque un contrato en estas condiciones cobra, de media, un 31% menos de lo que recibe otro acogido a un convenio colectivo sectorial.
Esta es la verdadera realidad que se esconde tras tanta banderita, tanta pelea entre «constitucionalistas» e «independentistas» y tanto viajecito. Y no se olviden de que, además, están las mil y una tramas corruptas que siguen su devenir por los juzgados.
¿Van a pensar mejor a quien votar en el futuro?