Eso, y no otra cosa, es lo que ha pasado en el Valle de los Caídos que, por otra parte, es una vulneración de la Ley y como tal debería ser perseguido.

Lo que sucede es que no es una vulneración de la Ley Mordaza que habría provocado una reacción inmediata de las fuerzas policiales. Tan “sólo” vulnera la Ley de la Memoria Histórica vigente y eso ya es otra cosa.

Una ley con la que, a pesar de ser apoyada por IU en el Congreso, en Diciembre de 2007, nunca he estado de acuerdo. El tiempo, como en otras ocasiones, me ha dado la razón.

Esa Ley, que muchos y muchas veían un avance, era timorata y absolutamente insuficiente.

Por eso, aunque el artº 16 dice expresamente que “En ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo” allí se celebran, igual que se ha hecho en todos estos años de democracia, actos fascistas que exaltan a Franco y a su régimen genocida.

Sorprende, indigna y cabrea la permisividad que el Gobierno de turno y el Ministerio del Interior de turno tienen con estos actos de propaganda y exaltación fascista que son un insulto a las víctimas del franquismo y una vergüenza permanente para un país que se define como una democracia.

No conozco ningún otro país demócrata que, habiendo sufrido una dictadura genocida, permita estos homenajes, mantenga plazas, calles y monumentos de reconocimiento de asesinos, mantenga miles de fosas comunes y no restaure la memoria y dignidad de quienes fueron asesinados/as por defender la libertad y la república.

La vigente Ley de la Memoria Histórica, como se ha demostrado, no ha servido para avanzar en la Verdad, la Justicia y la Reparación de las víctimas del franquismo.

Teóricamente esta Ley de 2007, votada en contra por el PP, nacía con la pretensión de dar salida a la injusta, e inaceptable en una democracia, situación que sufrían, y siguen sufriendo, las víctimas del franquismo. Se suponía que, además, sentaría las bases para políticas públicas dirigidas a recuperar y dignificar la memoria y los valores de quienes fueron asesinados, torturados, perseguidos y exiliados por defender la libertad, el Gobierno legítimo de la República y los valores democráticos. Hoy, 11 años después, desgraciadamente seguimos comprobando que no se cumple ni lo uno ni lo otro.

Pero además, esa Ley de 2007, tenía una laguna importante que es lo que, a mí y a otras muchas personas y asociaciones, me llevó a rechazarla y a defender, en el seno de IU (entonces formaba parte de la dirección federal) que no la apoyásemos. Esa Ley que acabamos votando a favor junto a PSOE e ICV, mantenía la Ley de Amnistía del año 1977 (texto preconstitucional) que, puesta como ejemplo de nuestra “modélica transición”se ha mantenido incólume con el paso de los tiempos.

Gracias a esa Ley de Amnistía han pasado ya 41 años y aquí, en este país, siguen impunes todas las violaciones de los derechos humanos que cometió el franquismo y su régimen asesino. Para vergüenza nuestra, y a diferencia de lo que sucede en otros países (Chile ha sido el último en condenar responsables de asesinatos durante la dictadura de Pinochet), aquí no solo no responden por sus crímenes sino que llegan a ser condecorados (caso del torturador Billy el Niño).

Gracias a esa Ley, nuestra “modélica transición”, además de haber contado con asesinatos sin esclarecer, ha sido, y es, un proceso en el que los principales responsables de las atrocidades cometidas durante el franquismo no responden penalmente por sus hechos.

No queremos, como nos reclaman muchos/as demócratas, pasar página y olvidar. Queremos que se reconozca el derecho a la rehabilitación de quienes lucharon por los derechos humanos, queremos una memoria compartida con la verdad y la justicia, queremos que esa Memoria Democrática se conforme con relatos, con vivencias, con documentos,… Queremos que haya espacios comunes en los que, con respeto y dignidad, seamos capaces de desarrollar una cultura ciudadana, e institucional, verdaderamente democrática.