Memoria, Verdad, Justicia y Reparación es lo que, durante la transición, hemos defendido y exigido cuando reclamábamos responsabilidades por los crímenes franquistas y dignidad para las personas víctimas del franquismo.
El término Memoria Histórica surge después, sobre todo a partir de la Ley de la Memoria Histórica aprobada en 2007. Esta Ley, no voy a negarlo, supuso un avance. Está claro que, comparada con el vacío existente, fue un paso adelante y facilitó algunas medidas como retirar calles y plazas de recuerdo de fascistas, abrir la puerta a apoyar económicamente las exhumaciones, reconocer la nacionalidad española a brigadistas internacionales,… pero no resolvió lo fundamental.
Por ello, aunque Izquierda Unida la apoyó en el Congreso, muchos y muchas expresamos nuestro desacuerdo y comprometimos seguir trabajando para resolver las lagunas que esa Ley tenía (tiene porque aun no se ha modificado).
Y no las resuelve porque los problemas vienen de muy atrás, vienen de esa transición pactada que se apoyó en la Ley de Amnistía de 1977. Esa Ley, que no se quiere tocar, formó parte del pacto constitucional que se daría al año siguiente. Esa Ley significaba el blanqueo del golpe de Estado fascista y de todos los crímenes franquistas. Alguien me dirá que exagero, pero inserto aquí lo que dice el artº 1º de esa Ley (pueden verla en el BOE Ley 46/1977 de 15 de Octubre):
Quedan amnistiados:
a) Todos Ios actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día quince de diciembre de mil novecientos setenta y seis.
Y si nos vamos al artº 2 vemos que:
En todo caso están comprendidos en la amnistía:
 
a) Los delitos de rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o motivo de ellos, tipificados en el Código de justicia Militar.
Hoy vemos, y sufrimos, ese empeño, lleno de buenismo en algunos casos, por anular la reclamación de Memoria, Verdad, Justicia y Reparación y sustituirla por el concepto de la «reconciliación». Un concepto que no tiene nada que ver con la historia y sí mucho con la defensa de ese pacto constitucional que llevó a la amnistía.
La «reconciliación» está reescribiendo la historia y llega a hacer una interpretación equidistante de lo sucedido. En muchas ocasiones reparte responsabilidades entre las «dos Españas» que se enfrentaron, se destruyeron y que, según afirman, solo han vuelto a encontrarse con la democracia superadora de esa triste etapa. La «reconciliación» habla de «dos bandos» y equipara a un gobierno democrático y legítimo con la rebelión fascista que da un golpe de Estado y provoca una guerra. La «reconciliación» hace que se nos llame «guerracivilistas», «revanchistas», «recorosos vengativos»,… a quienes, y asi lo seguiremos haciendo, buscamos Verdad, Justicia y Reparación. Nos quieren hacer ver que es tiempo de pasar página, olvidar y mirar hacia delante. Que todo quedó superado con la Constitución de 1978.
Pero lo cierto, lo objetivo, lo histórico, lo que verdaderamente ocurrió fue una transición que mantuvo todo el aparato y todos los estamentos de la dictadura que, durante 40 años, había tenido el poder absoluto. 40 años violentos, con una represión salvaje. Todo el aparato del nuevo Estado quedó contaminado.
Todo el entramado político, policial, militar, judicial, administrativo y económico del franquismo, convertido ahora en «demócrata», quedó integrado en el régimen constitucional. Incluso la Iglesia Católica, que había bendecido como «cruzada» el golpe de estado, que había tenido representación en las Cortes franquistas y llevado bajo palio a Franco, se hizo «constitucionalista» y «demócrata».
Se nos puso un monarca constitucional, que había jurado lealtad a Franco y su régimen y que, de hecho, fue nombrado heredero por el propio dictador en 1969.
Incluso el mal endémico de la corrupción que sufre este país tiene sus raíces en ese sistema caciquil creado por la dictadura y mantenido y alentado por el franquismo.
No, no queremos revancha ninguna, ni reabrir ninguna herida. Tan solo queremos Verdad, Justicia y Reparación.
No nos desanimamos, seguiremos adelante porque sigue siendo necesario que este país, para ser democrático de verdad, condene el franquismo y devuelva a sus víctimas la verdad, la justicia y la dignidad y en ello estamos comprometidos/as.