A medida que pasan los días y se aproxima más el día 28 A, ya saben, elecciones generales, se multiplican los actos de precampaña y campaña.
Hoy en día la campaña electoral no se da en los mítines y reuniones, se da en las tertulias y, sobre todo, en las redes sociales.
La derecha y la ultraderecha, saben lo importante que, en estos momentos, son las redes sociales. Se han especializado en su utilización. Ya sabemos que Trump le debe mucho a la instrumentalización de Facebook, sabemos que Trump utiliza Twitter como canal preferido, al igual que el fascista Salvini en Italia y es conocida, también, la utilización que Bolsonaro hizo de una empresa especializada en difundir mentiras y mensajes falsos a través de wassap.
Las redes sociales permiten y facilitan un discurso simple, reduccionista, sin filtros y, por consiguiente, con todas las posibilidades para lanzar mentiras, para lanzar las conocidas Fake News. Nunca se sabe el origen de una información que circula, ni se contrasta antes de empezar a replicar e, incluso, a difundir. Curiosamente esas noticias, en la mayoría de las ocasiones, le llegan a la gente a través de conocidos, de grupos de mensajería que se comparten, de amigos y amigas, de familiares que, a su vez, han sido engañados y contribuyen a la difusión de esos mensajes falsos.
Estos bulos, generalmente, se apoyan en los sentimientos que son los que más inmediatamente se activan en las redes. El mensaje, el bulo, las Fake News recorren las redes interpelando a la ciudadanía con un mensaje pervertido.
La otra forma de utilización populista de las redes es la difusión de su programa mediante mensajes breves y sacados de contexto que provocan una reacción inmediata y poco o nada reflexiva. Esa reacción circula y contribuye a la difusión de la idea.
La forma es sencilla. Se lanza una propuesta que es claramente una provocación (aborto, inmigrantres, violencia contra la mujer, armas, suspensión de las autonomías, racismo, odio, ruptura de España, independentistas…) y ello provoca una reacción inmediata que inunda las redes. Cada uno de los mensajes de réplica es un mensaje de altavoz de la propuesta. Realmente lo que buscan es la provocación que incita a la respuesta. Provocación a la que responde la izquierda, pero que amplifica y da difusión al mensaje y, sobre todo, consigue que esa propuesta circule por las redes.
La «faena» ya la acaban los medios de comunicación que responden y replican igualmente. En definitiva, lo que hace el populismo, marcan la agenda pública y política y consiguen que se hable de ellos y de sus propuestas.
El esquema es muy simple: 1.- Se lanza un mensaje que impacta. 2.- Se replica inmediatamente en las redes, aunque no se ha contrastado. 3.- A la vez que en las redes, los medios de comunicación y las tertulias, también sin contraste alguno, hacen que eso sea «tema del día».
No les hagamos la campaña, ignoremos sus mensajes, no entremos a sus provocaciones