O responsable, o ciudadano/a libre, o ser serio, o ser adulto/a.
Es la hora en la que nos toca ejercer nuestra responsabilidad, de demostrar el nivel individual que tenemos con lo colectivo, de decir, a cara descubierta, lo que somos.
Llega la desescalada, ayer vimos nuestras calles llenas de niños y niñas con sus papás y mamás. Desde mi ventana, porque se que sigue el confinamiento, porque soy consciente de que sigue habiendo riesgo, vi mi calle. Y vi a una gran mayoría de gente cumpliendo las normas, niños y niñas en grupos máximos de 3 acompañados/as por una persona adulta.
Pero también vi una minoría de irresponsables paseando en grupetes, charlando como si ya no fuese con ellos o ellas la cosa.
Ya se, me dicen, que es una mayoría la que cumple y que solo es una minoría la que se pasa las cosas por donde les da la gana. Ya, ya lo se. Millones de pilas se tiran a los contenedores, pero alguna se tira al río y esa única pila en el río contamina miles y miles de litros de agua que afectan a la fauna del río y a las huertas que riegan con sus aguas.
No me sirve la excusa de que solo son unos/as pocos/as. Me da vergüenza, y pena. No voy a caer en ser la inquisición desde mi ventana, ni mucho menos voy a pedir un/a policía en cada puerta. estas cosas solo funcionan con la colaboración y la asunción de la responsabilidad colectiva.
Necesitamos responsabilidad, mucha responsabilidad y pedagogía, mucha pedagogía, y paciencia, mucha paciencia, con esta cuadrilla, por muy minoritaria que sea, de irresponsables e insensatos/as.
Se está pidiendo la desescalada, la relajación de las medidas de confinamiento. Cierto, puede haber llegado la hora. Parece que, aunque se culpe de todo al Gobierno, las medidas adoptadas han conseguido frenar la pandemia y sentar las bases para que podamos volver a salir a la calle.
Salgamos, pero asumamos que, a partir de ahora, la responsabilidad es nuestra, es individual de cada uno y cada una.
Hasta ahora era fácil ser obediente. No había responsabilidad individual. Lo vivido ayer, y los minoritarios casos de sanciones y multas de todos estos días, demuestran que hay gente que no entiende lo colectivo, que no asume que incumpliendo las normas del confinamiento no solo se pone en riesgo él o ella, sino que pone en riesgo a los y las demás, empezando por sus propios/as hijos/as. Esta gente sabe obedecer. Cumple normas por la amenaza de sanción, no por comprensión del problema y mucho menos sabe entender. Tampoco sabe comprender, ni sabe ser miembro de una colectividad.
La desescalada que viene nos va a situar a cada uno y cada una ante nuestra propia responsabilidad. Nosotros y nosotras decidimos. Ahora ya no vale eso de echar la culpa al gobierno.
Se trata de ser mayores. De saber que, si no hacemos las cosas como hay que hacerlas, estaremos poniendo alfombras al puñetero bicho y estaremos echando por tierra todo lo conseguido en estos largos días de confinamiento.