Aquí, a estas alturas, sorprende muy mucho que haya tanta gente lista, presidentes autonómicos como Lambán incluidos/as, que no entiendan que al COVID 19, que aún está rondando por aquí, tan solo se le puede ganar cuando haya una vacuna (y no la habrá hasta finales de año como poco) y que, mientras esta llega, lo único que ha funcionado ha sido el confinamiento y la restricción de movimientos.
¿Sabían Vds, por ejemplo, que los astronautas que pisaron la luna, al volver de su misión, pasaron una cuarentena para asegurarse de que no traían ningún pasajero extraño?.
Todas las sondas y materiales que regresan de misiones espaciales, por lo mismo, por prevención, son confinados y sometidos a una cuarentena.
Esta fórmula, insisto mientras no hay vacuna, es la única que consigue detener la pandemia, aunque no erradica el virus. Y lo digo no por ser epidemiólogo, ni se me ocurre la osadía, si no por haber estudiado datos fiables y contrastados, haber visto lo sucedido con todas y cada una de las pandemias que a lo largo de la historia hemos sufrido y por leer y escuchar lo que dicen, y alertan, contrastados/as epidemiólogos/as reconocidos/as y personalidades, también reconocidas, del ámbito sanitario.
Pues nada, aunque el estado de alarma decretado ha demostrado su eficacia en el control de la pandemia, no hay más que voces contrarias a mantenerlo a pesar de que se ha entrado en fase de desescalada.
Básicamente, quienes se oponen, argumentan la defensa de los derechos de la ciudadanía y de ahí saltan a pedir libertad de movimientos y circulación, apertura de negocios y comercios y reanudar la actividad productiva como si la cosa ya hubiera pasado. Interesa el €, lo del riesgo de trabajadores y trabajadoras, lo del riesgo de repunte de la pandemia,… son minucias secundarias.
Desgraciada, y lamentablemente, la cosa no ha pasado y aunque con menos intensidad que hace unos días, sigue habiendo contagios y sigue habiendo muertes.
Su oportunismo insensible pone en riesgo lo conseguido. Me imagino lo que harían quienes han montado el circo del IFEMA, han pasado revista en la puerta del sol y han repartido pizzas y bocatas, si dependiese de ellos o ellas mantener la atención y vigilancia necesaria para que la pandemia no repunte.
Me indigna profundamente el mensaje que lanzan quienes organizan actos públicos multitudinarios y quienes se saltan el confinamiento y van de gira haciéndose fotos.
Es como algunos expresidentes que, con todo su séquito, se han ido a sus cortijos veraniegos o zascandilean por las calles en chandal.
Están incitando al personal a hacer lo mismo, a pasarse las normas por el forro. Vamos los mismo que líderes tan preclaros como Trump o Bolsonaro.
Esta gente, que así se comporta, que tan alegremente quiere pasar ya a la última fase de la desescalada, que quiere que la gente pueda moverse cuanto antes para ir a la playa, a sus segundas residencias, a los bares y hoteles, al fútbol y a los toros, a misas y procesiones…. nos falta al respeto a esa gran mayoría ciudadana que de manera responsable y solidaria, hemos cumplido estrictamente las normas y obligaciones que una pandemia como esta ha hecho necesarias.
Me suena a mucho cinismo, a indecente mentira, a interesado populismo, que argumenten derechos quienes convirtieron en papel mojado el derecho a la vivienda, el derecho al empleo digno, el derecho a una educación y sanidad públicas y universales y quienes consiguieron con sus políticas llevar a la pobreza al 20 % de la población.
Me da pena, mucha pena, que haya gente (demasiada desgraciadamente) que caiga en sus redes y «compre» esos mensajes.