Ya perdonarán que hable, otra vez, de Madrid, de la situación preelectoral que se vive cuando tenemos una pandemia sin resolver.
No diré la opinión que tengo sobre la decisión de Pablo Iglesias. No me parece que sea importante en estos momentos porque ya está tomada y no creo que necesitemos enzarzarnos en un debate sobre ello. Tiempo tendremos. Ahora me parece más interesante, más necesario, más militante y más urgente recordar que quedan 50 días para votar. Pero que el calendario electoral reduce hasta la mitad los plazos para:
– Registrar Coaliciones (si es que las va a haber)
– Presentar las candidaturas.
Lo establece la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG). Debe ser así para poder cumplir los plazos legales de posibles reclamaciones o subsanaciones y para que estén en tiempo y forma las papeletas de voto para el día de las elecciones. Quiere decir esto que esa necesaria unidad de la izquierda, ese frente común, o frente popular, o como quieran llamarlo debe quedar resuelto en 20 días. Si no, por mucho que nos digan que hay voluntad de entendimiento, no serán creíbles.
Esta vez no puede ser que la izquierda confronte para saber quien es más, para saber quien manda. En eso, a pesar de los desengaños, confiamos quienes queremos ver al fascismo fuera de nuestras instituciones. Ese, a mi juicio, debe ser el debate y lo que ocupe nuestra atención y los esfuerzos.
La experiencia que tengo en estas cosas me dice que es necesaria una fuerte dosis de prudencia, un mucho negociar que, si se quiere que acabe bien, no puede hacerse a través de los medios de comunicación ni de las redes sociales, que se necesita mucho diálogo y, sobre todo, responsabilidad y generosidad.
Estamos ante un momento en el que Madrid va a ser la piedra de fuego para saber si la izquierda es capaz de estar a la altura o, como hemos visto en los últimos años, se deja llevar por los egos y personalismos que, además de fragmentarla, han llevado a la derecha a gobernar. En Madrid y en otros sitios, aunque solo se hable de la capital del reino.
Sería imperdonable no ser capaces de presentar un bloque unitario, al menos dos (PSOE y toda la izquierda del PSOE), que devolviera la ilusión y la esperanza de cerrar el paso a la derecha extrema y a la extrema derecha. Así que, compañeros y compañeras de la izquierda, déjense de florituras, de sobreactuaciones, de declaraciones cruzadas, de mandarse mensajes desde los platós, o desde las redes. Pónganse a trabajar y háganlo con voluntad de acuerdo.