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No me refiero a aquella canción que cantaba Luis Eduardo Aute, hablo de esa frase que hemos oído, incluso dicho, muchas veces para representar, de modo educado, la hartura que nos produce un hecho reiterado.

Estamos en esa semana que las gentes religiosas llaman santa y que es el ejemplo más evidente de ese «más de lo mismo». ¡Mira que llevan años y siglos con el tema¡.

Pero es algo que las derechas, rancias y casposas, que tenemos en este puñetero país vienen haciendo y practicando durante siglos y, si me apuran, milenios.

Así vemos a un presidente murciano que se «engrandece» en plan emperador romano, imitando a Ben Hur (ese clásico de las semanas de pasión), y monta un numerito con una cuadriga en una procesión. Más de lo mismo, circo y espectáculo.

Tenemos, aquí en esta tierra que llaman noble, a un Vicepresidente que, como buen reaccionario, es islamófobo, machista y racista (más de lo mismo), al que le pagamos entre todas y todos (quienes no encuentran piso o no pueden pagarlo también) un piso de alquiler, aunque el «buen hombre» cobra 80.000 € al año. Más de lo mismo, la derecha gobierna para sí misma.

No acaba aquí el «más de lo mismo» de nuestro vicepresidente. Aunque prometió (más de lo mismo, promesas incumplidas) austeridad para evitar que el dinero público fuera a «chiringuitos» feministas o memorialistas, contrata (más de lo mismo), con el dinero de todos y todas, a 42 afines.

Vemos como el «más de lo mismo» de ese portento (cosa que causa admiración o terror) que es Dª Isabel Diaz Ayuso le hace afirmar que en España se «normaliza el crimen» (ya me gustaría saber donde ve esta buena señora crímenes normalizados) y defiende el sistema ultraliberal de aquel dictador llamado Pinochet. El colmo es que, en su periplo chileno afirma que, «mientras ella preside un gobierno legítimo, Sánchez no». En definitiva, el más de lo mismo del ayusismo son las frases gruesas, embusteras y mentirosas, así como el desprecio absoluto a la inteligencia de los y las demás, y el ninguneo a nuestra democracia porque, más de lo mismo, el facherío patrio solo acepta las reglas democráticas cuando le interesa. Dª Isabel no quiere reconocer la legitimidad de un gobierno, salido del Congreso, que ha salido de las urnas democráticas.

Lo preocupante es que, en este puñetero país, según las encuestas, hay cantidad de personal que se apunta al «más de lo mismo» y vota a estas gentes. Nadie parece recordar que, para seguir con ese «más de lo mismo», las derechas, dieron un golpe de estado porque hubo un Gobierno, el de la II República, que quiso acabar con ese más de lo mismo que, secularmente, ha aplicado la derecha explotadora y caciquil. Sin irnos tan lejos nadie parece recordar los decretazos, las reformas laborales, las congelaciones de salarios y pensiones, los rescates a la banca, las corruptelas y comisiones, la guerra de Irak, las amistades peligrosas y demás señas de identidad de las derechas. Y si nos quedamos en lo más reciente pues no estaría de más no olvidar ese «más de lo mismo» que han sido los/as ancianos/as muertos/as en residencias, y que son los dineros para los negocios privados de la sanidad y la educación y los trapicheos varios de hermanos y parejas.

Bueno, Aute en referencia a la relación personal, cantaba que «prefería el abismo, a más de lo mismo»

Pues yo, con estas cosas tan serias como la libertad, los derechos, la democracia, el gobernar para el bien común… preferiría que estas gentes que votan siempre el «más de lo mismo» hicieran su apuesta por el abismo que, para ellos y ellas, es un gobierno progresista.

Bueno, y feliz semana¡¡

El Gobierno sigue tomando medidas para evitar que esta crisis golpee a los/as más desfavorecidos. El paquete de las aprobadas ayer tienen un fuerte contenido social.
El escudo social se refuerza. El Decreto evita los desahucios, asegura el mantenimiento del alquiler, prohibe los cortes de suministros vitales como son el gas y la electricidad,… es muy largo y complejo el decreto que ahora debe convalidarse en el Congreso. Veremos allí de qué lado se sitúa cada partido. Recomiendo, a todo el mundo, que lo lea bien antes de empezar a decir las tonterías que llegan a decirse, algunas por desconocimiento, no tengo la menor duda, pero otras forman parte de esa indecente campaña de acoso y derribo al Gobierno que están promoviendo la derecha, la ultra y la más ultra, y los poderes económicos.
Lo cierto es que el decreto aprobado ayer, seguramente sin ser perfecto, seguramente sin resolver todo, seguramente con errores, es un decreto de apoyo a los sectores más débiles. No hay más que ver como ha sentado. Ya salió Venezuela a relucir y hay quien definió estas medidas como propias de la política bolivariana y reflejo de los comunistas que hay en el Gobierno. Hay quien quiere utilizarlo como ejemplo claro de bronca entre los socios. Convierten el debate, en bronca. Como si no supiéramos que en este Gobierno de Coalición, no monolítico, conviven planteamientos liberales con otros de izquierda mucho más sociales. Por eso, afortunadamente, hay debate y por eso, aunque los debates se alarguen hasta la madrugada, salen medidas a favor de las capas sociales más débiles.
No hay más que ver como ha reaccionado la derecha casposa. Mirad las portadas de hoy. El ABC destaca que «se antepone la ideología a la recuperación». Pues ya era hora que el Gobierno actúe sin sumisión total a la economía y que, para salvar a la gente más desfavorecida se «hipoteque España» como dice la razón.
Supongo que esta gente está totalmente de acuerdo con que, por encima de todo, se salve a la banca, de hecho aplaudieron hasta con las orejas cuando se hipotecó España para ello. Para ellos/as lo fundamental no es la gente, son los mercados, la economía que dicen los liberales. Lo que pasa es que esta gente, los/as liberales cuando hablan de economía se refieren a la suya, no a la de todos y todas.
El otro día, cuando en Europa se debatía la ayuda a los países que sufren la mordida del COVID 19, el primer Ministro Holandés, Mark Rutte, lo dejó muy claro «Holanda no puede poner en riesgo su economía para favorecer a los países del sur», dijo. Ese es su ideario, esa es su ideología. Pues, afortunadamente, en el Gobierno PSOE-Unidas Podemos ha entrado la ideología que antepone lo social a lo económico. Por eso quieren tumbar este Gobierno y por eso, a pesar de la pandemia, intentan derribar este Gobierno.
Por eso, la derecha casposa está redoblando esfuerzos en el acoso. Pero no nos engañemos, no buscan resolver la situación, simplemente, de manera indecente, van a la caza de rédito electoral.

Decían ayer, también aquí en este muro, que no hay que fiarse porque ayer, las derechas, no llenaron la Plaza de Colón.
Que mucha de la gente que ayer no fue a la manifestación, luego sí que va a votar.
Pues ciertamente, no nos despistemos. Hay unas elecciones a la vuelta de la esquina.
En estos momentos tenemos una derecha cínica, que dice abominar de la extrema derecha pero que se manifiestan junto a ella. Una derecha ultramontana que miente como bellacos y bellacas. No es cierto que el Gobierno haya aceptado las tesis independentistas. Es mentira que se haya pactado la independencia de Cataluña.
Una derecha asquerosamente insultante. Desde el púlpito que se montaron ayer en Colón se permitieron llamar, entre otras cosas, traidor, felón, irresponsable, okupa y vendedor de la patria y otras lindezas.
Absolutamente cínico, mentiroso y de auténticos traidores, es decir que Pedro Sánchez es un Presidente «ilegítimo». Esta cuadrilla de filibusteros, rebañadores de votos, que se llenan la boca con la Constitución para exigir el 155 permanente y revisable, se olvidan de que la Moción de Censura que sacó a Rajoy de la Moncloa, es plenamente constitucional. La recoge claramente el Artº 113.
No nos despistemos porque lamentablemente este país se está acostumbrando a que se digan estas cosas, se mienta descaradamente, y no pase nada.
A base de tertulócrotas, de prensa poco rigurosa, de noticias inventadas que circulan rápidamente por las redes, nos están acostumbrando a la degradación política, al amarillismo político y al amarillismo mediático.
No nos despistemos porque, como en Andalucía, puede llegar el «trifachito» y eso, además de que le encanta al sistema y al capital, significará que el derecho al aborto será recortado; que las políticas de igualdad serán inexistentes o, como mínimo, minimizadas; el racismo y la xenofobia serán política institucional; los derechos sociales y laborales serán recortados; empeorarán los servicios públicos para poner alfombras rojas a las privatizaciones; las políticas sociales se cambiarán por la asistencia caritativa; el colectivo LGTBI perderá derechos; la memoria histórica volverá a ser una exaltación del franquismo, y volverán las tramas corruptas.
Ciertamente la izquierda está ayudando a la confusión. No es serio que, a tres meses de unas elecciones, sigamos pendientes de si van a ser posibles, o no, candidaturas de izquierda en vez de candidaturas personalistas que son resultados de los egos y de las cuitas internas.
Pero aún estamos a tiempo, tenemos oportunidad de construir candidaturas unitarias de la izquierda y tenemos en nuestras manos nuestro voto para ejercerlo.
No lo olvidemos.