Entiendo el cabreo del personal. La cosa está muy jodida, cuesta mucho llegar a fin de mes, nos suben las cosas, las eléctricas y las petroleras nos atracan todos los días y la guerra empieza a dejar ver sus efectos colaterales.

Por eso, supongo, las calles están llenas estos días de gente cabreada.

La verdad es que he visto que estas manifestaciones de gentes cabreadas estaban llenas de banderas. Mira que llevo manifestaciones, piquetes, huelgas y concentraciones en mi mochila y jamás, en ninguna de ellas, estaba la bandera patria.

No estaba, ni está, cuando pedimos empleo digno, ni cuando defendemos la sanidad y la educación públicas, ni cuando rechazamos y condenamos el machismo asesino, ni cuando condenamos el racismo, ni cuando condenamos el fascismo, ni cuando defendemos el derecho a la autodeterminación del pueblo saharui, ni cuando denunciamos las violaciones de los derechos del pueblo palestino…

Resulta que estas manifestaciones embanderadas las apoyan quienes dicen que el personal no llega a fin de mes, pero votan en contra de la subida del SMI.

Las apoyan quienes quieren que se quiten impuestos pero que no se toque los beneficios de las eléctricas y de las petroleras o quienes, son los/as mismos/as, reclaman el derecho de las gentes del campo pero votan en contra de la ley que prohibe vender en pérdidas.

Es muy curioso ver a estas gentes tan «preocupadas por el medio rural» pero no apoyan las exigencias para que la banca tenga que atender presencialmente a las personas, especialmente a las mayores que viven en nuestros pueblos, ni les preocupa un excremento la brecha digital o la falta de trenes y transporte público. Y que voy a contarles de otras cosas como las macrogranjas y la especulación del suelo rural para explotarlo a base de molinos y placas solares.

Eso sí, viva la caza, y viva el toro, y viva el cacique de turno que va a las manifestaciones a lucir sus galas en el caballo de paseo. ¡Quien nos iba a decir hace unos años que veríamos en la realidad la escopeta nacional de Berlanga¡

La consigna es el Gobierno nos jode, el Gobierno nos roba, el Gobierno no nos quita los impuestos.

Casualmente, quienes claman y reclaman la retirada de impuestos, exigen más ayudas públicas, más subvenciones.

Pero, miren bien para quien las piden, ¿para ese obrero/a que no llega a finde mes?, lean bien sus propuestas.

Luego viene aquello de cargar contra políticos/as y sindicatos de clase.

Tenemos la cosa jodida, ciertamente, pero yo no llego a imaginarme como estaríamos si esta gente que se aprovecha del cabreo generalizado, para convocar a las masas y sacar sus banderas, hubiera gobernado estos dos últimos años: Borrascas varias, un volcán en erupción , una pandemia descontrolada, una guerra….

Con todo ahí quedan los ERTES, las subidas del SMI, el IMV, la revalorización de las pensiones, la mejora del mercado laboral y algunas otras cuestiones de calado social y, ciertamente hay otras que están pendientes pero que, si vuelven estas gentes a la Moncloa, ni siquiera estarán en la agenda.

Para finalizar, todo el clamor es quitar impuestos. ¿Sabe la mayoría de la gente que estos días ha salido a la calle lo que pasaría con la educación, con la sanidad, con la dependencia, con las vacunas, con el paro o con los subsidios y ayudas, si se quitaran los impuestos?.

Pero, cada vez que hablas de nacionalizar las eléctricas, o la banca, nos llaman rojocomunistasbolivarianos.

Claro, me dirán, ¿y qué propones?. Pues algunos/as lo tenemos muy claro. Hay que acabar con este sistema explotador. Como no se hace de la noche a la mañana, empecemos por reforzar el estado social, pongamos una fiscalidad democrática, progresiva y directa, metamos mano seria a la corrupción, recuperemos el control público de sectores estratégicos, dejémonos de embarcarnos en aventuras militares imperialistas, y elevemos el nivel de nuestra democracia con una nueva constitución que asegure una verdadera separación de poderes, acabe con esa anomalía de siglos pasados que es la monarquía y declare que este estado es laico y deja de financiar a la iglesia.

Pero claro, a lo que se ve, estas cosas solo las decimos los/as rojos/as y debemos ser cada vez menos. Una pena, pero bueno, pues eso, que viva el vino, y la caza, y los toros y que la fiesta no la pague nadie, que la pague el estado pero que no cobre impuestos. ¡¡ Ya me explicarán como¡¡

8 M, Día Internacional de la Mujer Trabajadora

No es cosa de ponerse un pañuelo morado, de ir a las manifestaciones de hoy, y de esperar un nuevo 8 M.

Hoy hay que salir a las calles, hay que estar al lado de nuestras compañeras, pero no hay que hacerlo solo porque hoy sea 8 de Marzo. Todos los días deberían ser 8 M y llenar la vida de la lucha por los derechos de la mujer.

Hoy hay que recordar, no nos olvidemos, a aquellas trabajadoras asesinadas en una fábrica de Nueva York por estar en huelga defendiendo sus derechos.

Todos los días, pero hoy especialmente, hay que decir:

Que no podemos consentir la discriminación negativa que sufren las mujeres a todos los niveles sociales, salariales, laborales.

Que no es aceptable que la mujer soporte la contratación precaria.

Que no es justo que la mujer tenga todas las trabas para su desarrollo personal, laboral y profesional

Que hay que erradicar el machismo asesino.

Que hay que conseguir la igualdad real.

Que hay que decir basta ya a quienes quieren volver a la mujer al estado de sumisa, obediente y en casa.

Que queremos un mundo mejor, más justo y más democrático en el que cese toda discriminación hacia la mujer.

Que la igualdad no se da aunque nuestra caduca constitución la proclame.

Que los derechos de la mujer siguen siendo una de las asignaturas olvidadas.

Pero, además, hoy hay que homenajear a todas las luchadoras por la libertad y los derechos de la mujer.

Finalmente hoy, aunque también es para todos los días, hoy hay que apoyar la lucha feminista.

¡¡Gracias por vuestra lucha compañeras¡¡

Si, ya se que se está pendiente de Ucrania. Ya oigo y veo como se clama por el orden internacional, por el respeto a la soberanía de un país. Veo y oigo como se condena la ocupación que está sufriendo el pueblo ucraniano. Veo y oigo como se envían armas y equipos a Ucrania para defenderse de la agresión, veo y oigo como se imponen sanciones a Rusia y como, incluso, se llega a pedir que la OTAN intervenga como fuerza liberadora.

Pero se, también, que hoy se cumple el 46 aniversario de la creación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) porque el pueblo saharaui fue abandonado por España que, era y es, la potencia colonizadora. Era el 26 de Febrero de 1976, cuando España abdicó de sus responsabilidades legales y entregó el Sahara Occidental a Marruecos.

El Gobierno español, presidido por el Borbón heredero de Franco, incumplió sus obligaciones y entregó el Sahara a Marruecos.

Lo justificó por la «presión internacional». Esa presión fue la «Marcha Verde», organizada por Hassan II, asesorado por EEUU y financiado por los petrodólares saudíes.

El pueblo saharaui, durante estos 46 años, ha sido abandonado por la comunidad internacional, sigue abandonado por España que, por otra parte, es aliada y amiga preferente de Marruecos y, por consiguiente, complice de la represión que sufren los y las saharauis.

Desde ese día, el gobierno de la RASD mantiene la lucha del pueblo saharaui por la autodeterminación, hasta 1991 lo hizo en guerra con Marruecos. Desde ese año, tras la firma de un alto el fuego con Marruecos bajo la tutela de la ONU, lucha por la autodeterminación por medios exclusivamente políticos y diplomáticos. La mayor parte del territorio de la RASD sigue en manos de Marruecos; solo una pequeña porción, los llamados territorios liberados, es territorio libre.

Desde ese día el pueblo saharaui, con la dignidad que le caracteriza, sigue resistiendo, sigue defendiendo su derecho a vivir en su tierra, a tener un estado, a vivir en paz y libertad. Resiste a pesar de la persecución, del encarcelamiento, de la tortura, de la muerte, de la desaparición forzada que sufren quienes viven en las ciudades ocupadas ilegalmente por Marruecos. Resisten en sus territorios liberados, al otro lado de ese vergonzante muro de 2.700 Km que divide su tierra. Resisten en los campamentos del desierto sobreviviendo gracias a la ayuda humanitaria internacional, cada vez más escasa. Resisten todos y cada uno de los intentos de Marruecos de quedarse con el Sáhara para explotar libremente sus recursos. Resisten la indiferencia internacional que mira para otro lado.

En los campamentos de Refugiados de la región argelina de Tinduf, viven más de 165.000 saharauis, esperando la vuelta a su tierra. Lo hacen en unas condiciones climatológicas extremas y con una economía que depende al 100 por 100 de la ayuda internacional. A pesar de todo el gobierno de la RASD ha conseguido dotar a su población en el exilio de unas condiciones de vida mínimamente dignas, garantizando una educación y una sanidad gratuitas e universales.

Hoy, una vez más, denunciamos el cinismo y la doble vara de medir de eso se se ha dado en llamar la «comunidad internacional».

Hoy, como siempre, gritamos ¡¡Sahara Libre¡¡

¡¡Golpistas¡¡

Hoy, 23 de febrero de 2022, se cumplen 41 años de aquel 23-F en el que Tejero y sus guardias civiles, con pistola en mano, asaltaron el Congreso de los/as Diputados/as. Fue un clarísimo intento golpista con el que se quiso poner fin a la democracia que, a pesar de todo, empezaba a consolidarse

Apenas hacía 3 años (1978) que se había aprobado nuestra Constitución y el Estado democrático, tras 40 años de dictadura asesina, estaba empezando a organizarse.

Recuerdo aquella noche. Miedo, sentí el mismo miedo que teníamos durante los últimos años del franquismo y los primeros de la transición. Miedo, y desesperanza, por si la historia daba marcha atrás y volvía el régimen asesino que nos había oprimido durante 40 años, por si volvían al poder quienes habían llenado de fosas nuestro país y habían condenado al exilio a decenas de miles de personas, desesperanza por si volvía esa España nacionalcatólica de rosario y misa.

Hablaría de muchas sensaciones vitales que aquel día sentí pero hoy me interesa más recordar los motivos que invocaban los golpistas para intentar acabar con la democracia.

Entre ellos estaban la crisis económica dura que se vivía en España, la puesta en marcha de la descentralización del Estado que rompía la «sagrada» unidad de la patria, y la resistencia de sectores fascistas e involucionistas que añoraban el régimen franquista.

Aquellos días aparecían pintadas que decían «Fuera Políticos, Militares al Poder». Hoy, sin haber resuelto la crisis económica que arrastramos desde 2008, sin haber recuperado todo lo que el COVID y la pandemia se han llevado por delante, en medio de esa crisis de legitimidad de la política que han propiciado quienes la han pervertido con tramas corruptas, con bulos y mentiras, con sobreactuaciones,… hay quienes claman por sustituir a los/as políticos/as por burócratas sin ideología. Es verdad que ya no se llama a militares como solución, pero es que el sistema ya no necesita pistolas y tricornios. Quienes no creen en la democracia ya están en el Congreso, en nuestros Gobiernos Autonómicos y en nuestros ayuntamientos.

Hoy se criminaliza a políticos/as, se sataniza a los sindicatos de clase, se reclama quitar derechos como el de la huelga, se propone derogar leyes sociales como las de violencia contra la mujer, como las de vivienda, como la de la muerte digna, se escandalizan por subir el SMI, …

Son las consecuencias de no haber erradicado el franquismo, de haber pactado con él eso que nos cuentan que fue «la modélica transición».

De aquel golpe de hace 41 años, nunca se investigaron las tramas civiles y económicas que lo alimentaron. Los militares juzgados apenas llegaron a cumplir unos pocos años de condena y siguieron en nómina.

En estos 41 años nos han quitado demasiadas cosas por las que lucharon y luchamos.

En cualquier caso, con los tiempos que corren, hoy es un día para recordar a esa España del Nodo a la que nos quisieron devolver en 1981, tan solo hace 41 años, que es a la que nos quieren llevar quienes esgrimen su bandera y su españolismo sectario.

Seguiremos luchando porque la libertad, las conquistas sociales y los derechos no nos los regaló nada ni nadie y se pierde todo lo que no se defiende y no se gana nada más sin lucha organizada.

Hoy es necesario conseguir la unidad de la izquierda.

Hoy vuelve a ser necesario gritar ¡¡Fascismo Nunca Más¡¡

Es el término que se usa para hablar de un suceso trágico en el que se produce una gran destrucción y muchas desgracias humanas y materiales.

También, en otra acepción menos conocida, es como los griegos definían el ritual de sacrificar 100 (hekatom) bueyes (be, que es la raíz de bous). No se si quienes se cabrean porque la gente cobre unos € más al mes piensan que no van a poder llevar a tanta gente a inmolar en el altar de la pobreza.

En definitiva, una hecatombe, es una desgracia.

Pues ya tenemos a la caverna, a esos/as bocachanclas sabelotodo de las tertulias y lo más carca de este país, hablando de hecatombe porque, siguiendo con los objetivos marcados en el acuerdo de Gobierno, se anuncia una nueva subida del SMI.

Ya vemos como, una vez más, se habla de como subir el SMI va a significar la pérdida de miles de empleos.

Esta gente no aprende nada. ¿Se han enterado de que se han creado miles de empleos (ahí están los datos) a pesar de que se subió el SMI? pues parece que no.

Ha bastado que anuncie la ministra que convoca a los agentes sociales para negociar una subida del SMI entre 24 y 40 € al mes para que la caverna empiece a rebuznar.

Dada la mala memoria del personal, veo oportuno recordar el pacto de Gobierno firmado por PSOE y Unidas Podemos (recuerden Podemos e IU) que, en su punto 1.4 dice: Subiremos el Salario Mínimo Interprofesional hasta alcanzar progresivamente el 60% del salario medio en España tal y como recomienda la Carta Social Europea.

Bueno, pues en la dirección de cumplir ese compromiso firmado va la nueva propuesta para que el SMI, progresivamente, alcance el 60 % del salario medio de este país.

Por eso, y como ya lo ha demostrado en las subidas anteriores, Yolanda Díaz recuerda que el Gobierno puede tomar la decisión, aunque no le guste al carquerío, a la derecha extrema, a la extrema derecha o a la patronal.

Recuerdo también, a desmemoriados/as (incluyo también a esas puras gentes de la izquierda) que el SMI, en 2018 era de 736 €, que actualmente es de 965 € (una subida nunca vista del 31 %) y que se pretende que en 2022 llegue a los 996 €.

Un inciso para esas gentes tan defensoras de las cosas de Europa, tan chivatas de que aquí no se hacen las cosas como manda Europa. Es Europa quien recomienda que se suba el SMI.

Así que, me apuesto lo que quieran, a que el SMI volverá a subir este año. Para eso, entre otras cosas, está la izquierda en el Gobierno. Ya se, no se me sulfure la izquierda exigente, que no podemos hacer todo lo que nos gustaría, pero miren como está el patio.

Ya no es cuestión de apuestas, sino de convicción absoluta, de que esta subida, al igual que las otras, no tendrá efectos negativos para el empleo y que beneficiará a unos 2 millones de trabajadores y trabajadoras.

Lo que de verdad molesta al facherío, a la caverna, a la derecha extrema y a la extrema derecha, es que no se producirá ninguna hecatombe por subir el SMI y que, una vez más, quedarán ridiculizados por la evidencia.

Aunque nos den la paliza con lo de Ucrania y aquí, en la tierra noble, con esa locura de los juegos de invierno. Aunque la derecha siga estirando el bulo de las macrogranjas (¿saben si han detenido ya a quienes agredieron a la policía y reventaron un pleno municipal?), mañana se vota un tema especialmente importante para la clase trabajadora de este país.

Ya saben, al menos eso espero, que la modificación de la Reforma Laboral, pactada por el Gobierno, los sindicatos y la patronal, lleva un mes en vigor. Saben, también que como es un Real Decreto, para que siga en vigor, debe ratificarlo, por mayoría, el Congreso. Entre todas esas noticias «importantes» que reseño al principio, se ha colado alguna que habla de lo que está costando que el Gobierno consiga los votos necesarios para mantenerla.

Bueno, pues ha llegado el momento. Mañana se vota. Confío en que salga adelante. Es un avance importante y necesario para la clase trabajadora. No es la derogación del reformazo del PP. No lo es. Ya lo digo yo mismo antes de que esa izquierda tan pura me lo diga. Pero, ¿alguien puede negar que recupera derechos arrebatados a los/as trabajadores/as?.

Destaco los que me parecen importantes: Reduce la temporalidad y refuerza la negociación colectiva. No se me olvida, lo se por experiencia, que un acuerdo o pacto, por muy bueno que sea, no sirve hasta que no se convierte en Ley. Por eso es importante recordar que las leyes no se hacen en una mesa de diálogo, aunque en la mesa pueda prepararse el trabajo. Las leyes se hacen en el Congreso y dependen de las mayorías necesarias. Afortunadamente se ha roto ese bipartidismo ramplón que nos ha gobernado casi todos los años de nuestra democracia. Hoy, como bien sabe todo el mundo, es imposible aprobar ninguna ley sin que haya acuerdo de unos cuantos partidos. Mañana sabremos si este decreto de la reforma laboral se convalida o no. Lo que sabremos mañana es si se mantiene o se vuelve al reformazo del PP.

Llegados aquí entiendo, los hechos han demostrado y lo siguen demostrando, que las derechas más carcas y reaccionarias, prefieren ese modelo explotador de la gente que, desde 2012, implantó el PP. Lo han demostrado con sus posiciones contrarias a los diferentes avances habidos, en estos dos años de Gobierno PSOE-Unidas Podemos, para la población trabajadora. No estuvieron de acuerdo en derogación del despido objetivo por bajas médicas, aunque fueran justificadas. No les gustó nada la «Ley Rider» que reconocía derechos de quienes reparten. Qué voy a contarles de las opiniones, y posiciones, ante los seguidos aumentos del salario mínimo. Por ello es comprensible, y hasta razonable, que PP, VOX y esas otras derechas rancias del espectro nacionalista, voten en contra.

Además de que los problemas de trabajadores y trabajadoras les importan muy poco, siguen su estrategia de acoso y derribo del Gobierno. Ya entiendo menos las posiciones de quienes, habiéndose opuesto a la reforma del PP, de quienes han apoyado esa línea de trabajo a favor de trabajadores y trabajadoras, dicen que van a votar en contra de esta norma. Me encantaría que me explicaran si consideran que lo que se vota mañana es dañina para la gente, o si es regresiva. Seguro que es insuficiente, pero ¿es o no es una mejora de la situación que hubo hasta hace un mes?.

Lo que veo, y mira que me cuesta reconocerlo, es algo que en mi actividad política y en mi actividad sindical anterior, he vivido muchas veces. Es el «no mojarse», es aquello del «que lo voten otros», porque así se dejan la puerta abierta a la crítica. No asumen responsabilidades y se instalan en la comodidad, y la pureza, de su trinchera. Dejan la decisión para otros y otras y se reservan el derecho a criticar a quienes asumen sus responsabilidades y, también, sus contradicciones.

No se el resultado de mañana. Espero, y confío, que desde mañana se modifique el reformazo laboral del PP de 2012. Espero que salga adelante y que asuman su responsabilidad, y sus contradicciones, quienes tienen en sus manos que la necesaria mayoría siga siendo mayoritariamente de izquierdas. Tumbar la Reforma Laboral que, por primera vez, ha sido acordada en una mesa de diálogo tripartito sería un mal negocio para la clase trabajadora de este país.

Leo en un medio de comunicación este titular: «Podemos resucita el No a la Guerra y divide al Gobierno ante la crisis con Ucrania»

Recuerdo cuando, en mis años de trabajo en la escuela, llevaba la prensa a clase y comentaba las noticias con el alumnado. Más de una vez tuve problemas por ello. El tema recurrente de las quejas, incluso denuncias ante la inspección, era que «perdía tiempo con los papeles en vez de dar los libros de texto». Más de una vez, ante las quejas de papás y mamás, el equipo directivo de turno me pedía, de manera proteccionista y compasiva, que hiciera caso, que no me complicara la vida y que me dedicase a explicar los reyes godos, o las cuatro reglas, o la evangelización de las américas. Vamos esas cosas importantes que venían en los libros.

Si cualquiera de los chicos o chicas que habían trabajado con «los papeles» leyeran el titular que señalo arriba, se darían cuenta de inmediato de lo tendencioso y poco riguroso que resulta. Entre otras cosas porque trabajando, analizando, debatiendo y entendiendo «los papeles» estaban informados/as, tenían capacidad de análisis crítico y no eran presa fácil de bulos, ni de «adoctrinamientos». Se que hoy en día también hay enseñantes que, contra todos los impedimentos, trabajan para desarrollar el análisis crítico y la autonomía personal del alumnado para ser capaz de sacar sus propias conclusiones. ¡¡Animo compañeras y compañeros¡¡ y muchas gracias por vuestro trabajo.

Pero volviendo al titular.

1.- Podemos resucita el No a la Guerra. Pues no es Podemos, es Unidas Podemos, es decir Podemos e Izquierda Unida que no resucitan nada, puesto que nunca dejaron de decir ¡¡NO A LA GUERRA¡¡ y nunca enterraron, ni enterrarán, su apuesta por la Paz.

3.- Sibilinamente dirigen el titular a ese empeño de la derecha, y de la prensa, de hacer aparecer a Unidas Podemos como responsable de «las desavenencias» en el Gobierno. Quien puede que divida el Gobierno por el apoyo a la guerra es el PSOE. Antes de hacer valoraciones interesadas, y creo que es lo mínimo a pedir a un diario que se precie de ser riguroso, es ir al acuerdo de gobierno firmado entre el PSOE y Unidas Podemos, el documento firmado el 30 de diciembre de 2019, y comprobar que lo que el Gobierno ha acordado, es el punto 11.8. del documento, dice lo siguiente: «Promoveremos una mayor autonomía de la UE y coordinación entre sus estados miembros en materia de seguridad, para combatir amenazas como el terrorismo internacional, los ciberataques, la desinformación, y crecientes conflictos bélicos en nuestra vecindad». En ningún momento se habla de sumisión seguidista de los designios del imperialismo a través de la OTAN. Lejos del servilismo que España y Europa están demostrando ante EE.UU. el Gobierno español asumió trabajar por una «mayor autonomía de la UE y coordinación entre sus estados». Que yo sepa Biden no es el Presidente de ningún estado de la UE y es quien está marcando el paso. Y, ya lo ven, lean debajo del titular y verán que «España no se esconde», por eso ya ofrece tropas y aviones para «aliviar la tensión» y rematan asegurando que será el Presidente, no el Gobierno, el que dirá lo que hay que hacer.

4.- ¿De verdad hay una crisis CON Ucrania?. ¿Que problemas tenemos con Ucrania? ¿No es más riguroso decir de que hay una crisis porque la OTAN quiere estar también en Ucrania? ¿y no está detrás el tema económico y geoestratégico del colonialismo del capital?

5.- Finalmente, ¿No les parecería más lógico y razonable trabajar por y apoyar el NO a LA GUERRA, que es apostar por la paz y la diplomacia, antes que dejarse llevar por los vientos de una guerra que, si es que se da, como todas las que hubo y hay en el mundo, es para que el imperialismo capitalista siga haciéndose de oro a costa de los/as pobres y los/as trabajadores/as que son quienes sufren las guerras?

Estos días, a pesar de las fechas, del Covid, de los encuentros familiares y de la fiestas, se habla de ese acuerdo alcanzado entre el Gobierno, la Patronal y los sindicatos en materia del mercado laboral.

El acuerdo, bastante complejo y con muchos elementos que requieren conocer bien la legislación laboral, merece un análisis profundo.

No caeré, como ya he visto a muchos y muchas, ni en la crítica, ni en el aplauso oportunista, cómodo y falto de rigor. Lo estudiaré con calma y tranquilidad porque la cosa es muy seria. Fíjense que, incluso a jefes y jefas de la “leal” oposición, ya he oído descalificaciones sin haberlo siquiera leído.

El estudio, creo, debe tener como punto de partida un par de cuestiones, fundamentales si queremos hablar con seriedad de un acuerdo de este tipo.

La primera de ellas es que hablamos de un acuerdo, no de una victoria de nadie sobre nadie. En todos los acuerdos hay más puntos de encuentro que de confrontación. Si no, no habría acuerdo. En un acuerdo a tres bandas esos puntos de encuentro son más complicados de buscar.

Aquí surge esa sempiterna cuestión de una parte de la izquierda. “O todo o nada”. Llevamos 40 años en los que nunca ha sido el “todo” y, casi siempre, ha sido nada.

Esas gentes del “todo o nada” siguen creyendo que, por estar en un Gobierno de coalición, hemos tomado el Palacio de Invierno. Pero no; somos la parte minoritaria de un Gobierno en minoría en el Congreso, que se las ve y se las desea para sacar leyes, presupuestos y políticas sociales.

Una pregunta. ¿El desacuerdo de una de las partes habría sido mejor que el acuerdo?. Si quieren lanzo otra ¿habría sido mejor que no hubiera habido acuerdo?. Las pregunto pensando en trabajadoras y trabajadores.

Cuando vayan a responder, por favor, tengan en cuenta que lo acordado tiene por delante un largo camino legislativo. Empezará siendo un Real Decreto, que habrá que convalidar en el Congreso, en esa Cámara en la que el Gobierno del que somos la parte más pequeña, no tiene mayoría. Deberá recorrer, todavía, un largo camino para ser una Ley que, como pasa con todas, habrá que negociar con los diferentes grupos parlamentarios. Ya verán como habrá que seguir negociando y acordando.

La siguiente cuestión, experimentada en multitud de negociaciones, acuerdos y desacuerdos, es aquella que tiene que ver con saber, y conocer, las fuerzas con las que cuentas al ir a un proceso de negociación. Un inciso. Es importante saber la fuerza que tienes si es que decides ir a un proceso de confrontación en vez de a uno de negociación. Haría otra pregunta dirigida a los/as del “todo o nada”, pero como ya se la imaginan, pues me la ahorro.

Esa incorrecta apreciación, creo y así lo he expresado en multitud de ocasiones, del poder real que se tiene es la que ha llevado, a comprometer la “derogación” de la Reforma Laboral. Creo, no estaría de más hacer autocrítica, que eso fue un error. No porque no haya que llegar a derogarla, sino porque no hay posibilidad real de hacerlo cuando solamente se tiene el apoyo de 35 escaños en un Parlamento de 350.

Parece que nadie se acuerda de lo que hemos vivido en los últimos 40 años. Ya empezó la cosa en 1984, gobernaba Felipe González, con la legalización de los contratos temporales. Desde entonces; los diferentes Gobiernos del PSOE y del PP, votados democráticamente por la ciudadanía; han aprobado leyes que han legalizado el despido no disciplinario, que han acabado con los despidos nulos,  que se han cargado los salarios de tramitación, que han abaratado el despido y que han impuesto la flexibilidad en todos los sectores.

El éxtasis del ultraliberalismo llegó en 2012. Entró a gobernar D. Mariano, y a los 50 días de estar en la Moncloa, aprobó ese “reformazo” que, con la excusa de la crisis del 2008, permitió devaluar los salarios, establecer la ventaja de la patronal en la negociación colectiva y reforzar la flexibilidad que pasó a ser una decisión unilateral de las empresas.

Con todo ello, y con la corrupción demostrada, Rajoy y el PP volvieron a ganar las elecciones hasta que llegó la moción de censura en 2018. Luego, ya saben, varias elecciones generales hasta que, el año pasado (enero de 2020) llegó el Gobierno en minoría de PSOE y Unidas Podemos.

Por eso, aunque se lo oía mucha gente, siempre pensé que, sin revolución ciudadana que la impusiera, la derogación de la reforma laboral era un sueño, muy bonito, pero un sueño.

Llegados aquí, y como digo, a expensas de un estudio más profundo, las líneas generales del acuerdo significan avances y mejoras para trabajadores y trabajadoras. No voy a caer, tampoco, en el triunfalismo excesivo y recomiendo prudencia en este sentido.

Me parece un avance que vuelva a ser preferente el convenio sectorial sobre el de empresa. Se acabará así con esa capacidad de la patronal de fijar salarios más bajos. Es importante, así lo hemos reclamado desde la clase trabajadora, que se mantenga la aplicación del convenio mientras no sea sustituido por otro. 

Considero una buena noticia que se actúe contra el fraude en la contratación temporal, aunque siga habiendo posibilidad de contratos temporales.

Creo, igualmente positivo, que partiendo de la experiencia de los ERTE se haga una regulación sobre los ajustes que haya que hacer en el trabajo sin despido lo que significa que la flexibilidad podrá ser controlada por la inspección de trabajo. 

Lo cierto es que, viviendo de donde venimos, hay que reconocer que este acuerdo, sin ser la derogación de nada, por primera vez en 40 años, tiene avances y mejoras para la clase trabajadora.

Por supuesto que, como en todas las negociaciones, todas las partes han tenido que hacer concesiones en relación con sus planteamientos iniciales. En eso consiste la negociación y los acuerdos, lo recuerdo para desmemoriados/as. 

Hoy, asumiendo que alguien puede pensar que esto ya son cosas de abuelos que cuentan sus batallitas, me voy a permitir hablar de hace 33 años.

Era el 14 de Diciembre de 1988, a las 0 horas la tele, la tele única que había aquel año, se había apagado y quedado a oscuras. Ese día, el 14 D, el país se paralizó. Todos y todas a una, trabajadores y trabajadoras, los y las estudiantes, en una lucha unitaria, hicimos huelga. El objetivo era paralizar el Plan de Empleo Juvenil (PEJ), la precariedad en la contratación laboral. El PEJ, propuesto por el PSOE de Felipe González, creaba un nuevo contrato laboral para jóvenes de entre 16 y 25 años cuyo salario era el mínimo interprofesional, y las empresas tenían una bonificación del 100% de las cuota de la Seguridad Social en la parte de contingencias comunes, ¿os suena de algo?. Recordad que, no hace mucho, la patronal, receptora de múltiples ayudas y bonificaciones en sus cuotas a la seguridad social por aquello de crear, o mantener empleo, la ha montado porque les ha subido las cotizaciones un 0,5 %.

Pero, además, la clase trabajadora, liderada y convocada por los sindicatos de clase, reclamaba recuperar el poder adquisitivo, perdido por la inflación, incrementar la cobertura de desempleo, equiparar las pensiones mínimas al salario mínimo interprofesional, y asegurar el derecho pleno de negociación colectiva de los funcionarios. ¿No os suenan estas cosas en estos tiempos, 33 años después?.

Aquel día hicimos la mayor huelga celebrada en España. Más de ocho millones de trabajadores y trabajadoras y tres millones de estudiantes, hicimos huelga y más de un millón de personas nos manifestamos ese día por las calles de decenas de ciudades y pueblos. Aquel día el Gobierno, el de Felipe González, el del PSOE, tuvo que retirar el PEJ.

Recuerdo el frío de la noche en los piquetes, estuve en el de Mercazaragoza y en el de FOCSA, después, a media mañana, en el que cerró ese templo del consumo que era, y es, el Corte Inglés, en la manifestación de la mañana, en la de la tarde. Un día entero de lucha y movilización que culminó dos semanas anteriores de asambleas por los pueblos y polígonos, por los institutos y facultades, por los barrios.

No había Tw, ni Wassap, ni redes sociales, tampoco había mareas, las luchas eran unitarias y era el color rojo, el de la lucha y reivindicación obrera, el único que llevábamos. El que nos unía a todas y todos.

Hoy, recuerdo también, algunas de las conquistas que, con lucha unitaria de muchos años, había conseguido la clase trabajadora: La jornada de 8 horas, la prestación por desempleo, las horas extraordinarias, el salario mínimo, el convenio colectivo, las vacaciones pagadas, la indemnización por despido,…

Hoy, 33 años después, se cuestiona el derecho de huelga, y, con mucha mala hostia, oigo a trabajadores y trabajadoras que, en las poquitas huelgas que se convocan, y además sectoriales o de empresa, reivindican su «derecho a trabajar» porque estamos en un país libre.

Hoy, 33 años después, deberíamos recuperar ese sentimiento de pertenencia a la clase trabajadora, deberíamos dejarnos de luchas sectoriales, de cientos de «moviditas» por cada caso concreto (respeto el derecho de cada cual a movilizarse por lo que considere oportuno pero creo que necesitamos una movilización de clase, una movilización global) y recordar que el único enemigo que tenemos, todos y todas, es el capitalismo y a ese no se le vence con miles de Tw, ni con cabreos en el Face, ni con firmas en Change, ni con luchas parciales.

Hoy, 33 años después, nos han vuelto a quitar lo que tanto costó conseguir, pero nos tienen entretenidos/as a golpe de banderas patrioteras; nos dicen que es más importante la unidad de la patria que el empleo, la sanidad o la pensión; se vota a quien defiende la caza y los toros aunque nada dice de los servicios públicos; se vota a quien dice que un SMI de 965€ es la ruina del país; se vota a quienes te dejan ir de marcha aunque te joden la educación y la sanidad y dejan morir abuelos y abuelas en las residencias.

Queda la esperanza, lo hicimos y seguro que podremos volver a hacerlo, pero es imprescindible recuperar la unidad de la clase trabajadora y la conciencia de clase. La reciente huelga de Cádiz nos abre una puerta porque ha demostrado, una vez más, como se defienden los derechos de la clase trabajadora.

Aquí os dejo una foto de aquel día en Zaragoza

Mucho se habla estos días de esa plataforma electoral que están intentando organizar las provincias de lo que llaman la España vacía para presentarse a las próximas elecciones generales.

Ya son varias las ocasiones en las me preguntan sobre ello. Bueno, intentaré explicarlo a sabiendas de que mi opinión no le va a gustar a mucha gente, pero estoy bastante acostumbrado a que mis opiniones, los programas electorales que defiende, e intenta cumplir, IU no gocen de apoyos mayoritarios. Muy acostumbrado a perder votaciones en parlamentos y ayuntamientos y muy acostumbrado a defender posiciones minoritarias.

No me gustan, nada, los nacionalismos aunque tengan perfecto derecho a presentarse. Mucho menos me gustan, políticamente hablando, los provincianismos y los localismos.

La historia, y la experiencia, me dicen y demuestran que esos movimientos, dado que nacen para preocuparse por el territorio donde actúan, tienen una visión muy local de los temas, que actúan para reivindicar y conseguir mejoras en las necesidades de su ámbito territorial y que ello se hace sin esa visión general, y federal, que tiene la izquierda. Ya se que ahora la «moda» es que «no hay ideologías«, que está «superado eso de las izquierdas y las derechas». Pues no amigos/as, no están superadas al igual que no se ha superado la lucha de clases que, como bien sabemos la izquierda, es de carácter internacional. Recuerden «agrupémonos todos».

Volviendo al tema. Veo como se emplean a fondo, sobre todo, en temas presupuestarios, intentando conseguir inversiones para sus espacios. No voy a negar su derecho, la izquierda somos profundamente democráticos/as, a trabajar por sus territorios. Ni voy a negar que los territorios, especialmente los de las provincias menos pobladas, son maltratados. Otra cosa son sitios como Euskadi o Navarra que la propia constitución, esa que ni dios quiere tocar, les da ventaja sobre las demás y otra cosa es Cataluña donde el nacionalismo (el de derechas y el de izquierdas) ha conseguido ser determinante para el gobierno de turno.

Os aseguro que he oído a mucha gente, que no cabe en sí de gozo porque el voto de Teruel Existe ha conseguido 30 millones más para la A-68, la A-40 o el Corredor Cantábrico Mediterráneo, poner a parir a vascos y catalanes por «vender» su voto a cambio de inversiones en sus territorios.

El problema de los territorios despoblados es uno más de los que genera el sistema capitalista y el modelo neoliberal que nos gobierna. Y ese problema, que es de ámbito europeo e internacional, no se resuelve con nacionalismos y mucho menos con provincianismos. Puede que se consigan unos cuantos millones más de inversión, pero el empleo basura, la concentración de medios de producción en los polos industriales, la privatización de los servicios públicos, la fiscalidad progresiva y directa, los sistemas educativos y sanitarios públicos, la dependencia y atención social, las pensiones dignas, las políticas de vivienda, …. y cuestiones de derechos fundamentales como el aborto libre y gratuito, el derecho a una muerte digna, el modelo de estado, el concordato con la iglesia, la participación en guerras a las que nos lleva la OTAN, las políticas de acogida de población inmigrante y/o refugiada, …. no están en los programas de las opciones nacionalistas y mucho menos en las de ámbito más reducido.

Soy profundamente internacionalista, y por ello solidario, y he aprendido que los nacionalismos, y por supuesto los provincianismos, como es lógico y natural, no son solidarios. Por eso, reitero, no me gustan nada. Respeto su derecho, pero no lo comparto ni lo apoyo.

El tema, de todas formas, da para un debate mucho más amplio que el que permite una entrada en un blog, bueno pues a ese debate sosegado y tranquilo, es al que invito y en el que estoy totalmente dispuesto a participar.